Silencio.

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Gavito:

Ya íbamos a más de la mitad del programa, en todo el rato los jugueteos por debajo del panel no se hacían esperar, su rodilla pegando a la mía, caricias disimuladas, las risitas que no podíamos evitar con hacernos ciertos gestos o al intercambiar miradas, mismas que nos interrumpían las presentaciones, Yahir, e incluso nuestros compañeros.

Después de un rato, tocó dar las últimas críticas de la noche, escuché a Lola atentamente, no quería dejar de escuchar su voz cada fin de semana, no quería dejar de sentarme a su lado, de sentir su perfume recorriéndome, de reírme de cualquier tontería con ella, simplemente no podía regresar a mi triste y sola vida sin Dolores, sin mi señora.

- Y vamos a cerrar con nuestro juez de hierro, el señor Arturo López Gavito, con su última crítica de la noche - Yahir interrumpió mis pensamientos.

Tomé aire, sabía que tenía que agradecerle a mis compañeros, primeramente a Horacio, a Ana Bárbara, hasta que llegué con Lolita:

- Y bueno, tantos años juntos - entrelacé mi mano con la suya - haciendo historia importante en la televisión y que haya regresado en esta generación, en estos 20 años, señora, mi admiración y mi respeto siempre - finalicé mis palabras besando su mano.

Podría parecer un momento rápido, quizás fugaz, pero en mí, en lo que yo estaba expresando, en el calor de sus manos con las mías y en el cruce de miradas, frente a una cámara que seguramente no disimuló el idioma de nuestro propio lenguaje corporal, yo sentía que habían pasado siglos, que el tiempo se había detenido en la suavidad de sus dedos, en la profundidad de sus ojos, en la belleza de su oscura sonrisa, esa sonrisa que esbozaba con sonrojo cuando se sentía nerviosa, sensación que yo, con toda intención, había provocado con mis palabras, con ese beso, mismo que deseaba con todas mis fuerzas darle en los labios, pero no podía y eso me carcomía poco a poco las entrañas.

Pude haber dicho más, pero mi sonrisa y mis ojos se lo dijeron en silencio, habiendo terminado, inicié mi última intervención, Nelson había hecho una presentación fantástica, así que continué antes de que las palabras e ideas, desaparecieran por el sin fin de emociones que comenzaban a embargarme.
Conforme pasaban los minutos, era más el nerviosismo de conocer a los ganadores de esta generación, Lolita y yo coincidíamos en quien debía ser y esperábamos que realmente el pronóstico fuera cierto, pero conforme empezaron a nombrar y a dar lugares, supimos que esto no iba por buen camino, fue sorpresivo y un tanto decepcionante, pero sabíamos que en estas cosas el público decidía, de forma extraña, pero lo hacía.

Miré a Lola mientras nos poníamos de pie, al final, ya sabíamos que podíamos esperar cualquier cosa.

- Lo sabíamos - murmuró.

Le respondí asintiendo.

- Iba a pasar - respondí entre dientes.

La tomé del brazo y avanzamos para atender algunas entrevistas, oficialmente esto había terminado, mi cabeza no paraba de pensar en eso "fin, fin, fin", no sabía como detener ese espiral interminable y tortuoso, yo quería creer y tener fé en que realmente esto, esto no podía quedar solamente en un reencuentro de temporada.

- ¿Estás bien? - la voz de Lola me distrajo - desde que terminamos de hablar con William andas muy disperso.

- Sí, si estoy bien, algo nostálgico es todo.

- ¿Seguro? Deberías estar feliz, estás en Master Chef, cocinerito - me guiñó el ojo.

Reí levemente.

- Estoy feliz por eso, es una experiencia que deseaba vivir, que me hará crecer y aprender mucho, además disfruto cocinar, tú lo sabes...

- Como no saberlo, me encanta ir a tu casa y verte cocinar - sonrió y acarició mi mano.

Ella no es mi señora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora