8 - Secuestro

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—¿Jungkook? Jeon Jungkook?— Jimin llegó jadeante al cuartito en el ático. La cama estaba vacía. Jungkook se ocultaba en las sombras. Descalzo, sin camisa, vistiendo sólo un pantalón negro que él le había dado.

Él se volvió, sorprendiéndolo con la fuerza de su presencia. No era sólo la anchura de sus hombros, sus músculos marcados y su cara guapa. El guerrero tenía un aura de determinación que lo hipnotizaba.

— Tienes que salir de aquí ahora mismo.

Jungkook se aproximó y lo sujetó bruscamente por los hombros.

— ¿Cuál es el problema, Jimin? ¿Qué sucedió?

— Mi criada, Seulgi — El hizo una pausa para recobrar el aliento. — La encontré en mi cuarto cuando llegué. La puerta que da a esta escalera estaba entreabierta. ¿Alguien subió hasta aquí mientras yo estaba afuera?

Él estrechó la mirada.

— Dormí varias siestas a lo largo del día, pero...

— ¿Pero, qué...?

— Oí un ruido. Fui a investigar, pero no vi a nadie. Me quedé preocupado, tan preocupado que no logré dormirme más.

— Lo sabía — Jimin comenzó a caminar por el cuarto. — Nuestro secreto ya no está seguro, Jungkook. Si Seulgi lo ha descubierto, pronto otros lo sabrán. Tienes que partir ahora. Mandaré a Dong Sik a preparar un caballo y un carruaje.

— No. — Él lo interceptó en el medio del cuarto, deteniéndolo. — Debo salir de una manera que no conduzca a los goguryeo hasta ti. — Bajó la voz. — Ya estuve demasiado tiempo aquí. Es hora de retomar mi búsqueda de Jung Suk.

— Todavía no estás suficientemente recuperado como para pelear...

— Eso es lo que me vengo diciendo hace días. — Jungkook lo miró profundamente a los ojos. — Pero ambos sabemos que es mentira. Mis heridas están curadas. La verdad es que no me quería ir. Dejarte... — Le acarició el rostro. — Pero es necesario. Cada día que permanezco aquí, te pongo a ti y a todos en esta casa en peligro.

— Ya te lo dije, mi padre es amigo de confianza de la reina. Los soldados goguryeo no me harían nada.

Él lo calló con un dedo.

— Esto no es un juego, Jimin. Es una guerra. Ni la amistad de tu padre con la reina te salvaría, si descubriesen que albergaste a un enemigo. ¿Estás entendiendo?

Jimin lo miró largamente, reconfortado por su contacto. Entonces se dio cuenta de algo. Nunca más sentiría el contacto de Jungkook. Ni oiría su voz. Ni vería su rostro.

Respirando profundamente, concordó.

— ¿Qué quieres que haga?

— Pídele a Dong Sik que mande un mensaje a mis hombres, avisando que llegó la hora. Ellos ya conocen el plan.

Con el cuchillo, forzó la ventana estrecha. En seguida, cortó su propia mano y manchó con su sangre el marco de la ventana.

— ¿Qué estás haciendo? — preguntó Jimin, horrorizado ante la visión de la sangre.

— Haciendo parecer que forcé la entrada a tu casa. Ahora, tranquilízate, Jimin.

El dio media vuelta, afligido.

— Mandaré a Hyo Joo a preparar un poco de comida...

— Nada de eso, Jimin.

— Pero...

Jungkook levantó la mano, silenciándolo.

— Al salir de aquí, seré el hombre más perseguido de Baekje. Muchos, incluyendo mis compatriotas, intentarán capturarme por la recompensa. Recuerda lo que te dije: no puede haber nada que conduzca a mis captores a ti.

Entre la venganza y el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora