15 - Sin mirar atrás

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La tormenta se desató antes que alcanzasen el refugio de los establos. Bajo el azote del viento y de un aguacero, Jungkook dirigió el caballo rumbo a la capilla.

— Vamos a refugiarnos aquí.

Saltando, ayudó a Jimin y a Yoon Gi a descender. Debajo del aguacero, forzó la pesada puerta de la pequeña construcción.

Allí dentro, el aire estaba perfumado con la fragancia de aceites, cera de abejas e incienso. Jungkook sacudió su capa y la colocó sobre los hombros de Jimin.

— Voy a encender el fuego.

Apilando leña, alimentó la llama débil que ardía en la chimenea. A continuación, empujó un banco de madera y en el acomodó a Jimin y a Yoon Gi. Pronto, la capilla se calentaba, mientras la tormenta se intensificaba afuera. Jungkook se frotó las manos.

— Con pan, queso y un poco de vino, estaríamos como en casa — comentó.

— ¿Alguien pidió vino? — preguntó una melodiosa voz masculina desde detrás del altar.

— Padre Lan.

Jungkook corrió a abrazar al viejo monje que vestía una túnica rústica. Tenía el rostro tan marcado como cuero viejo y los cabellos desgreñados totalmente blancos, pero sus ojos oscuros eran curiosos e intensos como los de un niño.

— Jungkook, supe que habías vuelto a casa. — El viejo párroco lo apartó un poco, constatando en la rigidez de su cuerpo, la capa de músculos del guerrero. — En la misa de esta mañana, agradecí por tu retorno seguro.

— Gracias, padre. Estoy muy agradecido.

El religioso miró a Yoon Gi.

—Noté tu falta en misa, niño.

Yoon Gi miró el suelo. Jungkook tomó el brazo del anciano y lo empujó más cerca.

— Padre Lan, quiero presentarle al joven Park.

— Mi señor. — El viejo padre tomó las manos de él entre las suyas. — Ofrecí mi misa por mi señor también, cuando supe que fueron su bondad y su coraje los que salvaron a nuestro Jungkook.

— Gracias, padre.

— Pero, ¿cómo supo de Jimin? — preguntó Jungkook, intrigado. Los ojos del padre Lan brillaron divertidos.

— Tu padre Jin estuvo aquí al amanecer, pidiendo una misa de acción de gracias. Así que cuando terminamos de rezar, me contó todas las novedades. — Miró de nuevo a Jimin. — Reveló que su padre es el señor Park Seung Min.

Sin darse cuenta, Jimin se puso rígido.

— Es verdad.

— ¿El mismo señor Park Seung Min que aconseja a Se Hee de Pionyang?

Jimin confirmó.

— Si no me equivoco, él desposó a una muchacha gyeongju. ¿Le permitió cultivar su fe a tu madre, o ella tuvo que aceptar la fe de Pionyang?

Jimin preferiría no responder, pero aclaró:

— Mi padre dejó que ella escogiese.

— Apuesto mis botas que tu madre eligió la fe católica. Y tu muchacho me imagino que te sientes más gyeongju.

— Yo soy gyeongju y goguryeo — afirmó Jimin, severamente. — De lo cual me enorgullezco mucho.

Ante su tono serio, Yoon Gi levantó el rostro hacia el muchacho. El viejo padre disimuló una sonrisa.

— Pedían pan y queso, Jungkook. Voy a buscarlos a mi cuarto.

— Sería perfecto. Y no se olvide del vino, Padre Lan.

Entre la venganza y el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora