11 - Valiente luchador

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— ¿Estás caliente, amor? — Jimin le respondió abrazando a Jungkook por la cintura y pegando sus labios a su cuello. Jamás se cansaría de oírlo llamándolo amor. O se hartaría de sentir aquellos brazos fuertes rodeándolo, o ese cuerpo caliente y sólido junto al suyo.

En algún momento después del crepúsculo, lo había cargado hasta la cabaña. Pasaron la noche alternando la pasión con el descanso. A veces, la tormenta de la pasión los tomaba por sorpresa. Otras, se amaban lenta y lánguidamente, como si tuviesen todo el tiempo del mundo.

Jungkook sabía que estaba actuando sin escrúpulos. Con cada hora que pasaba en esa cabaña rústica en el bosque, los goguryeo se aproximaban. Pero no hallaba el coraje para partir. No ahora que Jimin era finalmente suyo. No cuando su corazón desbordaba de amor.

La luz del amanecer ya irrumpía en la oscuridad y estarían obligados a pasar un día más allí, antes de retomar el viaje de manera segura.

Contempló al joven que dormitaba en sus brazos. Qué lindo era. ¿Quién hubiera creído que revelaría ser tan seductor y apasionado?

— Estás sonriendo, Jeon Jungkook. — Jimin bostezó y, con el dedo, siguió el contorno de sus labios.

— Tal vez tenga pensamientos felices.

— ¿Puedo saber cuáles son?

— Te ruborizarías...

— Creo que después de esta noche, nada me hará ruborizar nuevamente.

— De hecho. Vives sorprendiéndome, mi señor. ¿Quién podría imaginar que el recatado Park inventaría tantas...maneras de satisfacerme?

Él se sentó y, sorprendiéndolo una vez más, se sentó encima de él.

— Prometiste enseñarme otras maneras de... — él se inclinó y lo besó en la boca.

— Lo Prometí. Pero tal vez sea mejor que esperemos uno o dos días.

Jimin arrugó la boca.

— ¿Por qué?

Él pasó el dedo por sus labios rosados y sonrió cuando él lo mordió.

— Porque debes estar un poco dolorido hoy.

— Creo que eres tú quien debería preocuparse por posibles dolores — Él jugaba con el vello cobrizo del pecho masculino, causándole placer — Fuiste herido gravemente y te levantaste muy pronto sin terminar de recuperarte. Y ahora estás... ejercitándote demasiado.

— Tienes razón — Jungkook le sujetó la mano, cesando la tortura. — Si no paras con esto, tendría que ejercitar todavía más. Y serás responsable por lo que me pueda suceder.

Jimin sonrió maliciosamente.

— ¿Lo prometes?

— Oh, Jimin, ¿qué voy a hacer contigo?

Los ojos de él brillaban con malicia.

— Sugiero que hagas ahora lo que haces tan bien, Jeon Jungkook.

Él suspiró desolado.

— El trabajo de un guerrero nunca termina.

Rodando encima de él, lo besó lenta y profundamente hasta que él se quedó sin aire.

— Oh, mi guerrero bravo y fuerte... — se burló. Jungkook lo besó de nuevo, interrumpiendo su provocación.

— Ah, parece que descubrí un modo de callarte, cariño. Entre suspiros, se deslizaron una vez más al maravilloso mundo de la pasión. Un mundo donde ya no necesitaban palabras.

Entre la venganza y el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora