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...yo sabía que existía tu nombre,y tu nombre era solo canto de pájaros en mis oídos.
Yo sabía que existía tu carne, y tú carne era fruta fresca, tentación de primavera en medio del oscuro bosque.
Yo sabía que existían los peligros, mas, nunca tuve miedo de la trampa oculta bajo los ramajes grises, de la taimada flecha que silba en la espesura, del dardo envenenado que hiere el corazón.
Solo de tu nombre tuve miedo. Y de tu carne: tú eras todos los peligros.

Manuscritos de Pink MountainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora