2. First day of the fucking nightmare

209 26 1
                                    

CHAPTER TWO002 ━━ First day of the fucking nightmare

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CHAPTER TWO
002 ━━ First day of the fucking nightmare

Las estanterías entreabiertas dejaban asomar botellas vacías de cerveza y whisky en abundancia; por el suelo, en las dos sillas de banqueta, encima de la mesa, en el alfeizar mismo de la enrejada ventana, había más botellas, más colillas de cigarr...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las estanterías entreabiertas dejaban asomar botellas vacías de cerveza y whisky en abundancia; por el suelo, en las dos sillas de banqueta, encima de la mesa, en el alfeizar mismo de la enrejada ventana, había más botellas, más colillas de cigarrillos, amarillentas, vetustas, pegadas y apretadas; tanta basura y cristal exhalaba un olor a humedad, a rancio, que cosquilleaba en la garganta desagradablemente. 

Adelaide ingresó a la sala con pies de plomo, y aún así, el hombre que se hallaba sentado ante una gran botella de ginebra, la miró. Se reclinó atrás en el sofá, manteniendo fijo en la lámpara su rostro frío en tanto sus ojos oscuros acompañaban el movimiento de su mano, con el que la invitaba a acercarse. No. Más bien con el que le ordenaba. 

La castaña tragó grueso y temblando obedeció. Intentó pasar de largo, dirigiéndose al otro extremo del mueble pero la mano masculina la alcanzó primero, sus dedos gruesos se cerraron en torno a su muñeca y tirando de su delgaducha mano la obligó a sentarse sobre su regazo. 

Apretó los dientes, las lágrimas comenzaron a correr. Ya no sabía si eran de miedo o de rabia pero se intensificaron cuando sintió las toscas caricias en sus mejillas, solemnizando los amargos sollozos que hacían vibrar su cuerpo entero. Su tacto siempre era así, áspero. 

—Se buena — le escuchó murmurar en medio de la semi oscuridad, arrastrando las palabras — Y prometo no hacerte mucho daño.

El terror la golpeó. 

Adelaide despertó sobresaltada. Apenas consiguió tomar algo de aire para cuando la garganta comenzó a picarle, apartó rápidamente la sábanas bañadas en sudor y salió disparada al cuarto de baño. La reacción fue inmediata cuando se inclinó sobre el váter, terminó vaciando todo lo que tenía en el estómago.

Malditas pesadillas.

No importa que tan comunes fueran, jamás podría acostumbrarse. Apenas cerraba los ojos, esa secuencia de imágenes aparecía, repitiéndose en su cabeza como disco rayado. A veces con una ligera variación o dos, cada una mucho peor que la anterior; envueltas también en una bruma de delirio que por momentos la hacían dudar, eso era lo más difícil, convencerse de que eran solo... pesadillas.  

ENIGMA [ANDY BARBER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora