Sin miedo

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El ambiente estaba cargado de electricidad, habían vivido un momento intimo que ninguno pudo aprovechar, por un lado Volkov se dio cuenta que podía estar cerca de H sin problema y que todos los miedos que lo atormentaron durante el día eran absurdos. Y Horacio se sentía totalmente confundido por las acciones que había tenido Volkov hace un momento con él, no tenían sentido, todo el día huyendo de él y ahora parecía que necesitaba tenerlo cerca de su cuerpo, simplemente no comprendía nada. 

Ambos bajaron por las escaleras tomados de la mano, Volkov lo guío hasta el sofá para que pudieran sentarse y así poder hablar más tranquilamente. Una vez sentados ambos se acomodaron para poder verse mutuamente. Pasaron varios segundos en silencio esperando a que el otro hablara, al final el ruso suspiro y rompió el silencio.

-H, yo... - lo tomo de ambas manos - Te debo una disculpa, te juro que nunca fue mi intención ignorarte. Mis pensamientos me comieron durante todo el día y no pensé en lo que podrías sentir al respecto.

-No entiendo - dijo H con un suspiro - Nada tiene sentido, ni lo de la noche anterior, este día o lo que sucedió hace un momento...

-Lo sé... y discúlpame. Fueron mis miedos nuevamente, créeme que no tiene nada que ver contigo, yo soy el problema.

 -Tal vez tú no... disfrutaste lo de...- pero antes de acabar la frase, Volkov puso su dedo sobre sus labios.

-Shh... calla, no tiene nada que ver con eso. Lo que paso entre nosotros ha sido la mejor experiencia que he tenido en mi vida - suspiro acercándose más a Horacio y volviendo a tomar su mano - El problema no eres tú, son mis miedos. Todo es tan nuevo y desconocido para mi H, que a veces no sé qué hacer ni como actuar. Hoy por ejemplo, no creí estar haciéndote daño, yo solo estaba distraído con mis pensamientos y tratando de ignorar lo que me pedía mi cuerpo, porque es la primera vez que me siento de esta manera y solo no supe como actuar al respecto.

-¿«Lo que te pedía tu cuerpo»? - repitió el menor sorprendido por sus palabras.

-Sí... Eeeh, digamos que a pesar de haberte ignorado, no podía dejar de pensar en ti y en lo que paso durante la noche, estuve cavilando sobre las reacciones que ha tenido mi cuerpo durante el día, y me perdí en mis pensamientos tratando de encontrar una solución.

-¿Una solución? ¿A que te refieres? - preguntaba H sin comprender.

-Bueno... soy nuevo en este tipo de emociones y durante todo el día he sentido un enorme deseo por ti... - comentó en un susurro, sintiendo como su cuerpo reaccionaba ante esas palabras y observando como a Horacio se le ponían rojas las mejillas- H, al despertar tuve una necesidad de sentirte, de experimentar como tú proponías, pero no sabía como debía actuar o como ser seductor o... solo como comportarme, porque al final tú eres quien toma la iniciativa y yo solo me dejo llevar. Pero tomar yo las riendas... me asusto, salí a correr precisamente para bajar mi lívido y encontrar una solución.

-Pero V, no te das cuenta que no necesitas una solución, porque realmente no existe ningún problema que solucionar. Date cuenta que ya con tu mera presencia es más que suficiente, con  las pequeñas acciones que tu cuerpo dice «hazlo»  es lo único que necesitas para seducirme, justo ahora por ejemplo, tú tomaste la iniciativa.

-Pero ahora lo sé, porque estas aquí y puedo darme cuenta que es tan natural... - susurro acercando su rostro al de Horacio, quedando a escasos centímetros del suyo- No sé como hacer esto, no puedo pensar más que en tu cuerpo... en tus labios, en ti...

Horacio sentía que su corazón se saldría del pecho de lo rápido que iba, sintió un enorme deseo por la hermosa persona que tenía frente a él, seduciéndolo sin darse cuenta, y por primera vez, lo dejo callado, sin saber como responder solo apretó su mano y cerro sus ojos sintiendo los labios de su pareja tan cerca de los suyos.

-Se que estas cansado, pero ¿puedo besarte? - pregunto Volkov en un susurró poco audible.

El moreno seguía sin tener palabras para decirle al ruso, así que solo asintió lentamente.

En ese momento Volkov acercó sus labios pegándolos a los de su pareja, besando y disfrutando lentamente del sabor de Horacio sobre su boca, sintiéndolo en cada parte de su cuerpo.
Horacio sin pensarlo dos veces se subió sobre su regazo colocando sus piernas a ambos lados de las del ruso. Volkov soltó un gemido de excitación al sentir caer el peso del menor sobre su miembro abultado. Horacio coloco sus manos sobre su cabello dando pequeños jalones, Volkov comenzó a acariciar la espalda del menor pero la ropa comenzaba a estorbar y sin despegar los labios de su amado, paso sus agiles manos por los botones de la camisa de Horacio, desabrochando uno a uno hasta terminar de quitársela, la camisa voló al suelo y las manos de Volkov comenzaron su recorrido por la espalda marcada de su novio, acariciando de arriba a abajo, haciendo que el menor gimiera con cada caricia, excitándolo por completo. Horacio despego sus labios para dejar su cuello al alcance de los labios de Volkov el cual tomo la oportunidad que este le había dado, comenzando a besarlo y morderlo con cada gemido que Horacio soltaba. Ambos se sentían en el cielo y estaban completamente excitados. Volkov bajo sus manos hasta el botón del pantalón de Horacio, el cual desabotono en un fácil movimiento.
En ese momento Volkov hizo girar a Horacio recostándolo sobre una almohada, quedando ahora él sobre de su pareja y de esta manera haciendo más sencillo el poder quitarle sus pantalones y ropa interior, quedando completamente desnudo para los ojos del ruso, el cual aprovecho la oportunidad para tomar el miembro erecto de su pareja y comenzar a masturbarlo, mientras continuaba besándolo y creando manchas rojas sobre su cuello, haciendo que Horacio soltará gemidos en cada movimiento. En ese momento el ruso comenzó a descender sobre su pecho, besando y lamiendo a su paso con el propósito de hacer que su pareja disfrutará tanto como lo estaba disfrutando él, tomando su miembro hasta colocarlo en su boca, sintiendo el sabor dulce de su pareja entre sus labios, disfrutando de cada gemido que soltaba Horacio, hasta hacerlo llegar al clímax mientras él alcanzaba el propio mojando sus pantalones sin preocupación alguna, sintiendo su boca llena de la de su pareja, lamió hasta la última gota y saco el miembro de su boca, dando pequeños besos para finalizar.

Ambos respiraban entrecortadamente después de haberse venido a causa del otro. Horacio jalo a Volkov para que quedara a su misma altura. Este sonrió y acerco sus labios a los suyos, sintiendo su sabor sobre su boca, disfrutando el uno del otro.

-Vaya...-dijo Horacio- Para no saber seducir, no lo haces nada mal- le sonrió - No me imagino como terminaría si «supieras que hacer» - se burlo de él.

-Bueno... Estoy aprendiendo de ti y quería que tú también disfrutarás como me has hecho disfrutar a mi - dijo mientras le daba un tierno beso en los labios.

-No me creo como acabo nuestra noche - sonrió - Solo espero encontrarte en la cama por la mañana.

-Ahí estaré, y esta vez no me limitare y te despertare para que podamos experimentar juntos.

Una sonrisa creció en el rostro de Horacio, que volvió a besar a su novio. Sintiendo el anhelo de poder seguir viviendo estos momentos con Volkov.

-Ven, vamos a la cama - se levantó el ruso tomando de la mano al menor - mañana seguimos, por ahorita ya es tarde y deberíamos descansar.

Horacio tomo su mano y lo siguió dejando su ropa tirada en el salón. Cuando llegaron al cuarto este se recostó en la cama observando a su amado desvestirse, era toda una escena.

-Eres muy guapo - le sonrío - aún con los pantalones mojados - se burlo H.

Volkov soltó una carcajada y le sonrió.

-Bueno, es lo que provocas tú, cariño mío - dijo mientras se desprendía de la ropa e iba al cuarto de baño a limpiarse.

Al regresar a la habitación, Horacio ya estaba dormido, había sido un día muy largo.
V se acomodó en la cama a lado de su amado, abrazando su cuerpo desnudo y sintiendo un calor creciendo en su interior, sabía que algún día se acostumbraría al deseo que despertaba Horacio en su cuerpo, pero por ahora lo disfrutaría cada que H quisiera. 

Sonriendo con esa perspectiva, cerro sus ojos y se dejo llevar por la paz que le causaba su pareja.







VOLKACIO - QUERIDO MIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora