Capítulo 6

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Entramos en la casa del señor Tumnus para descubrir un desastre en su interior. Todo estaba destrozado y tirado por el suelo. Peter sostuvo a la más pequeña de los Pevensie por los hombros mientras escaneaba la estancia asegurándose de que no había nadie más allí. Miró a Susan preocupado.

- ¿Quién podría hacer algo así? - dijo la pequeña conteniendo las lágrimas.

Un crujido hizo que me sobresaltara: Edmund había pisado el cristal partido de una fotografía. Peter lo fulminó con la mirada.
Me acerqué con cuidado de no pisar nada más y sostuve la foto entre mis manos. Una imagen algo borrosa de una criatura que no era humana; un fauno. Retiré los cristales rotos y coloqué el marco sobre la repisa de la chimenea.

- El fauno Tumnus ha sido acusado de alta traición a su Majestad imperial, Jadis, reina de Narnia, por ayudar a sus enemigos y confraternizar con humanos. - Peter sostenía un papel amarillento a la vez que leía. - Firmado Maugrim, capitán de la policía secreta. Larga vida a la Reina. -

Un escalofrío recorrió mi columna vertebral. Aquello no me daba buena espina.
Lucy se acercó a su hermano para observar el pergamino. - Debe haberse enterado de que me ayudó. - susurró.

Edmund se apartó del grupo apretando los labios, con la mirada fija en el suelo.

El labio inferior de Lucy empezó a temblar. Miré a Susan y Peter, que parecían tan confusos como yo. Me agaché hasta su altura y agarré sus manos. - ¿A quién te refieres? -

Ella levantó la vista del suelo, mirándome con ojos llorosos. - La bruja blanca. Se hace llamar Reina de Narnia, pero no lo es. - De nuevo aquel escalofrío me recorrió. - Tumnus me dijo que tienen la orden de entregar a cualquier humano que llegue a Narnia. -

- Vale, creo que deberíamos volver ya. - Susan habló esta vez, intentando esconder su inquietud.

- Pero no podemos abandonarlo así. Tenemos que ayudarle. - en la mirada de Lucy podía verse que no pensaba marchase.

Peter suspiró dándose cuenta de ello. - Quizá deberíamos llamar a la policía. - sugirió.

Caminé por la habitación intentando encontrar algo más.
Una figurita de cristal con forma de león llamó mi atención. La acaricié con cuidado. Era igual que el león tallado en el armario de la habitación de invitados.

- Esto es de la policía. - intervino Susan señalando el papel. - Además, si se lo han llevado por estar con un humano, no creo que podamos hacer mucho. - suavizó su tono cuando se dirigió a Lucy.

- ¿Por qué vamos a ayudarle? - Edmund habló por fin. Todos le miramos sorprendidos. - En fin, es un delincuente... -

El canto de un pájaro interrumpió la conversación. - Ese pájaro... ¿Nos ha chistado? - preguntó Susan.

Salí de la casa tan rápido como pude. - ¡Quiere que le sigamos! - exclamé.

Lucy salió enseguida sin dudar, seguida de sus hermanos. - ¡Gwendolyn para! - escuché como decía Susan.

Sorteé varios árboles intentando no perder de vista al pájaro, pero fue imposible. - Lo he perdido. - respiré profundamente mientras apoyaba las manos sobre mis rodillas, intentando recuperar la respiración.
Los Pevensie enseguida me alcanzaron. - No vuelvas a hacer eso. - dijo Peter también con la respiración agitada.

Un crujido salió de entre los arbustos. - ¿Qué ha sido eso? - Lucy se agarró a mi brazo asustada. Peter se colocó delante de nosotras enseguida, y a su vez yo me agarré a él.

Un suspiro de alivio abandonó mis labios al ver a un castor aparecer entre la nieve.

- Aquí bonito. Ven pequeño. - Peter se agachó acercando su mano al animal. Contuve la risa preguntándome que pretendía hacer.

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⏰ Última actualización: Sep 18, 2022 ⏰

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