BLACK CANDLE | Max Dennison.

05.

chapter five
"Salem"
Max Dennison

Dos cabezas se asomaron en una de las casas más lujosas del pueblo. Estando en esto los hermanos Dennison — ¡Feliz Halloween! ¡Dulce o truco! — gritando esperando que alguien los escuché.

— ¡Mira maxie! — grito llamando a su hermano mayor a que viera la decoración de la mansión y todos los dulces que había dentro.

Taylor, la cual iba bajando por las escaleras de su living vio a Max impresionado con todo — Feliz Halloween — habla haciendo que Max quitará las manos de su hermana sobre la mesa donde habían dulces, los cuales ella se estaba guardando.

Max se acomoda su gorra un par de veces luciendo nervioso, cosa que su hermana vio — Taylor —

Dani arqueo una ceja mientras miraba a su hermano con diversión — Taylor...

— Pense oír que no te gustaba Halloween — la ironía en su voz se nota con la media sonrisa que le dedica a Max.

El muchacho se encoge de hombros — no creas todo lo que dicen de mi, solo acompaño a mi hermana.

Taylor solo sonríe para los hermanos y ignora lo antes dicho por él — ¿Quieres unos chocolates... — se agacha para quedar a la altura de la niña esperando que le diga su nombre. — Daniela, pero todos me dicen Dani — responde su hermana con una sonrisa tímida y divertida a las vez.

— Entonces Dani, ¿Quieres más chocolates?

— Que encanto — responde su hermana siendo empujada con por él.

Taylor río por la pequeña pelea entre los hermanos Dennison y soltó una risilla — ¿Quieren algo más?

— No.

— Claro — responden a la vez los dos.
Ahora fue turno de Taylor para cruzar la gran mesa y traer unos vasos con sumo de manzana roja.

— ¿Que tal la fiesta? — Max intenta tener al menos una pequeña conversación con la chica.

— Un poco aburrida, como todos los años y con los mismos viejos — bufa al lo último — la mayoría son amigos de mis padres y abuelo.

— mmm, creo que iré por más dulces. — Daniela codea a su hermano el cual baja su mirada y le hace una seña hacia la chica intentando decirle que no la dejé ir y no quiere estar de intermedia. — nos vemos pronto tay-tay.

Un pequeño grupo de niños que no pasaron de los 8 años tocan la entrada en busca de más dulces — ya vengo maxie — recogió la cesta de calabaza y se dirigió a ellos — de nada niños.

Cuando Taylor volvió visualizo a Dani hablando con su hermano "disimuladamente" — hola Dani, no te dije pero te ves genial como brujita — la pequeña se sonrojo.

— Tú también te ves muy bien con tu disfraz — le devolvió el halago. — aunque claro, una niña cómo yo no usaría algo como eso — se frota la barbilla — porque no tengo ¿Como las llamas maxie? — miro a su hermano — ¿Melones? — Max se atragantó con su sumo de manzana, tosió intentando que Dani se quedará callada — a mi maxie le encantan tus melones, es más, hasta le fascinan.

Taylor subió una ceja mirando hacia el chico que sus mejillas ya se estaban poniendo rojas y matando con la mirada a su hermana — no le creas, solo le dije que me encantaba tu difraz griego — volteo a mirarla intentando que no se le viniera encima.

— a mi me encantan las brujas — Dani intento aliviar el ambiente después de ver cómo la chica miraba a su hermano. — hoy en clases hablaron de unas tres hermanas brujas.

— oh, son las hermanas Sanderson, mi madre y abuela se encargan de sus cabaña, se todo de ellas. — ahora su atención estaba en la niña.

— ¿su cabaña sigue intacta? — Max Dennison giro su mirada hacia la adolescente — si, era un museo pero lo cerraron, en Halloween los adolescentes hormonales iban y hacían sus cosas — formula la chica.

— ¿Que mejor que ir a la cabaña de las Sanderson? — pregunto Max después de una rato de silencio, las dos únicas chicas del comedor se miraron entre si para mirar al chico después — vamos chicas — mira a la morena — hazme en un creyente, sabes que no creo en esto.

Monroe lo miro con algo de duda, ella cree 100 porciento en ello, la Dennison menor movía su cabeza en señal de no, su mirada era preocupante. Con una sonrisa miro al chico dándole a entender de qué estaba bien — vamos, no nos extrañaran de todos modos, no hay nada que perder — dijo causándole la risa a la chica.

— está bien, iremos pero no me hago cargo de niñas asustadas y joven idiota — y Max quedó ahí, mirando en la entrada de las escaleras esperando que su primer amor adolescente baje lo antes posible para hacer realidad la idea más loca e idiota que le ha pasado por la cabeza