BLACK CANDLE
Tres brujas salvajes y raras, Winnifred, Marie y Sarah Sanderson, vuelven de la Salem del siglo XVII después de que unos bromistas incautos las conjuran por accidente.
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chapter nine Siglo XVIII Taylor Monroe
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Taylor les explica a los hermanos y al gato su plan improvisado, llegando a la escuela Jacob Bailey, preparan el asador de la cocinera.
Por parte de las hermanas, Mary olfateaba como un canino buscando el rastro del grupo. Los chicos todo lo tenían planeado, mientras Dani, Thackeryn y Max, se escondían en la oficina del director. Taylor estaba en el comedor del instituto esperando con ansías la llegada de las brujas y acabar la pesadilla de esta noche.
Por las ventanilla la niña, su mascota y su hermano podía ver cómo llegaban, el chico aullando como un lobo de daba la señal a Tay sobre su llegada — Bienvenidas al infierno hermanas. Les habla Boris Karloff — una risa macabra sonaba de fondo.
Dani miraba a su hermano en busca de explicación por lo último, alzó su hombros poniéndose gafas de sol negras — ustedes serán sus mismas contrincantes, la última en sobrevivir gana. ¿Alguna vez leyeron un buen libro de hechizos? — ironizó por Winifred.
Haciendo referencia a un dicho «el que juega con fuego, se quema»
Taylor vio llegar a las hermanas una tras otra, la carnada era ella misma. Las brujas al verlas en el horno fueron a atacarla, cosa que no lograron gracias a que Taylor se deslizó por sus piernas — no fue un gusto verlas, una crema para las arrugas no les vendría nada mal — dicho eso cerró el horno prendiendo con fuego.
— Malditos — gritaba Winnie — volveré del inframundo y me llevaré todas las de este maldito pueblo — chillaba del dolor por las quemaduras que le estaban causando el fuego. Por parte de sus hermanas, estas lloraban gritando por el calor y el fuego también.
Dani, Max y Thackeryn salieron de la oficina con Taylor detrás hacia la salida del instituto. Celebrando su victoria; brincaba, chillaban y gritaban de la felicidad.
Corrieron hasta el cansancio para quitar la adrenalina de sus cuerpos — vayamos a casa. — opinó Max ya cansado — te puedes quedar Taylor, apenas salga el sol te llevaré a tu casa — sonrió un poco
