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- Y lo llevaste a tu casa ? Gwen estas loca?- dijo Merlin bastante alterado. Llevarla a casa había sido una locura dado que todo eso podía ser perfectamente una plan para acabar con Arturo como tantas otras donde verdaderamente había sido difícil sobrevivir.
¿ Que era lo que Morgana planeaba ? Se preguntó Merlin.

- Merlin, solo escucha el resto de historia - Lo calmo Gwen.

la madrugada de ese día

Gwen había curado las heridas de Morgana que los tenía en todo el cuerpo. La mayoría había sido heridas de batalla. con las heridas parecía que había luchado contra un ejército ella sola.

-  Gwen? - despertó Morgana. Todo se veía borroso cunado abrió los ojos, pero poco a poco pudo distinguir la figura de su vieja sirviente. ella le había sido muy fiel hasta que Morgana  traicionó a Camelot. Se sentía arrepentida por todo el daño que le había Causado a su hermano , a Camelot y sobre todo a Gwen. Ella significaba mucho para ella y de algún modo sentía que era más que una amiga.

Al verla, se inclinó hacía Gwinever para abrazarla, pero la morena se alejó un poco asustada. Le tenía miedo y no confiaba en Morgana. Aún no estaba segura de que si podían restablecer la amistad que tenían en el pasado. Pero tenía que intentarlo. Necesitaba a Gwen, a su amiga más que a nada y daría la vida para protegerla, pero primero necesitaba hablarle y explicarle todo lo que había pasado.

-Gwen, yo... -hizo una pausa para no asustarla. - necesito hablar contigo.

- De que quieres hablarme?- dijo Ella insegura. Se notaba que estaba a la defensiva

Morgana trato de levantarse cuando dio un quejido.

- No te muevas - dijo la sirvienta - Las heridas pueden abrirse

-Gracias- Dijo Morgana. En su cara se veía la vieja e inocente sonrisa que solía tener en el pasado. Se sentía feliz por que aún después de lo que había hecho su vieja amiga aún se preocupaba de ella. Era verdaderamente una ángel, demasiado para ella.

- Y... de que querías hablar? - dijo dudosa.

- Yo, quería explicarte todo lo que he pasado estos últimos años. - dijo la bruja. - Gwen, te acuerdas el día donde Morgause me secuestro? - Intentaba decir todo con un gran calma para no asustar a su vieja amiga.

- El día cuando todos nos dormimos? Claro, estuvimos desesperados. El rey estaba desesperado Buscándote durante un año entero. Casi nos volvimos locos. - dijo sentándose al lado de la herida.

- Si, ese año. Lo que pasó es que Morgause me hechizó. Me encerró en un torre y por alguna razón me volví loca. Pasé un año en ese torre. Solo salía por la noche, cuando Morgause me enseñaba hechizos de destrucción y me metía en la cabeza mi único objetivo. Matar a Arthur - dijo explicándolo con una gran tristeza. No quería llorar delante de Gwen. Después de todo, es la que más sufrió. No quería poner una carga pesada sobre sus hombros. Ya tenía suficiente con la que cargar.
- Por Dios, todo este tiempo..., estuviste...- una lágrima se deslizó sobre sus mejillas. - No puede ser.

- Gwen, se que suena loco todo eso pero es verdad, creeme por favor...- dijo duplicándola

- ¿Pe...pero como, como te deshisaste del hechizo ?- dijo abrumada. Si todo eso era verdad entonces, entonces su amiga de por vida había pasado por un infierno y nadie se había dado cuenta.

- ¿Habías oído hablar de un lago? Un lago con agua que purifica todo lo impuro. - la morena negó con la cabeza - Pues había sido herida por caballeros de otro reino y de hecho estuve a punto de morir  por lo que decidí ir a ese lago. Necesitaba curar mis heridas. La única condición era que debía entrar al lago con voluntad propia. Pensaba que solo me curaría las heridas ya que no sabía que Morgause me había lavado el cerebro - explicó la pelinegra  -Lo que pasa es que el lago se deshizo del hechizó también y volví a mis sentidos.

- S-sigifica - decía Gwen sollozando - ¿Significa que ahora si eres tú y no la bruja que nos quiere matar? - había comenzado a llorar. Si todo eso era la verdad y Morgana de verdad había vuelto. Había vuelto la mejor amiga que tuvo a su vida - Entonces ahora eres tu?- Comenzó a llorar desesperada. Estaba feliz, triste, enfadada y todos esos sentimientos no se podía reprimir. Ahora su amiga había vuelto y eso era lo que importaba.

- Si Gwen, ahora soy yo- Dijo también con lágrimas en los ojos. Estaba feliz pero no soportaba ver a Gwen llorar así. Le hundía el corazón y lo que más le hacía daño era que ese llanto había sido causado por su culpa. Se sentía culpable. Se sentía mal y quería morirse pero no podía ser tan egoísta  y dejar a la amiga que acababa de encontrar sola, otra vez. Viviría por ella y si era necesario, moriría también.

Gwen se apresuró a abrazarla llorando. Morgana, aunque sintió un poquito de dolor cuando ella la abrazó bruscamente, no le dijo nada y le devolvió el abrazo. Era el momento más hermoso que había tenido durante mucho tiempo.

Las lágrimas no paraban y ellas se seguían abrazando. Era como si dos partes del corazón se volvieran a unir. Se sentía cálido en un ambiente familiar para los dos y se quedaron así hasta que sus ojos ya no tenían más lágrimas que derramar.

hechicero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora