Pego la espalda a la pared, apoyando el fusil contra mi pecho y respirando con dificultad, para después mirar hacia atrás con la intención de comprobar que no me sigue nadie.
En la calle que acabo de recorrer hay varios cadáveres y las armas de los soldados a los que he tenido que asesinar. Ese pensamiento hace que me inquiete por lo que trato de calmar mis pulsaciones y me asomo por la esquina para ver que delante hay otros cinco soldados patrullando. Pienso con rapidez con la intención de trazar un plan para que no me maten. Si disparo a uno de ellos los demás abrirán fuego y estaré muerta en cuestión de segundos, y si trato de pasar desapercibida como si fuese uno de sus compañeros, me descubrirán, me enjuiciarán por traidora y me condenarán a muerte. En ambas opciones acabo siendo un cadáver, pero seguro tiene que haber otra forma de atacar.
Observando a mi alrededor logro distinguir una escalera de incendios en uno de los edificios de la calle que acabo de atravesar, y, pensando que puede ser una buena idea, me acerco a la escalera para así subir por ella mientras agarro el arma con una mano, y con la otra me agarro a las barras de metal.
Una vez en la azotea del edificio compruebo que puedo saltar de un edificio a otro, ya que la distancia no es mucha. Posteriormente, me acerco al borde, miro hacia abajo y apunto con el arma a uno de los soldados que se encuentra vigilando; aprieto el gatillo y una bala impacta contra su cráneo haciendo que caiga al suelo muerto. Ante esto sus compañeros se giran a todos lados, apuntando con sus armas, buscando a la persona que ha disparado, por lo que me agacho cubriéndome con la cornisa para evitar que me vean, sin embargo, debo eliminarlos a todos para poder continuar, así que respiro profundamente, tratando de calmarme para dejar de sentir cómo mi corazón palpita con tanta fuerza que se siente que va romper mi caja torácica en cualquier momento, y vuelvo a levantarme para deshacerme de otro de los soldados, acertando el tiro y matándolo al instante.
Haciendo un recuento mental me percato de que ya solo me quedan tres en esta zona.
Sus compañeros miran hacia arriba, descubriéndome, por lo que comienzan a dispararme, así que vuelvo a cubrirme. Alterno entre cubrirme y disparar mientras que lo único que escucho a mi alrededor es el sonido de las balas impactando por todos lados, levantando una nube de polvo a mi alrededor, y los latidos de mi corazón.
Cuando solo me queda un soldado, este dispara y la bala impacta en mi brazo derecho haciendo que suelte un quejido y me tire al suelo, acción que no dura mucho tiempo, ya que, haciendo acopio de fuerza, y con la ayuda de la adrenalina que recorre mis venas, me levanto, apunto y disparo varias veces hasta conseguir matar al único hombre que queda abajo. Tras acabar con todos me tiro al suelo entre quejidos y observo la herida que chorrea sangre, inspeccionándola y descubriendo que no hay agujero de salida, lo que quiere decir que la bala sigue en mi brazo.
Cojo el cuchillo que guardo en la cintura del pantalón, rompiendo un trozo de la tela de mi chaqueta negra con él y utilizándola para hacerme un torniquete. Una vez terminada mi pequeña intervención "médica" me levanto del suelo, para a continuación, coger carrerilla y saltar desde la cornisa de un edificio al otro. Al comprobar que la maniobra es efectiva y me va a ahorrar tiempo de estar deambulando por las calles con el peligro de encontrarme con más soldados tomo la decisión de repetir la acción varias veces hasta llegar a mi destino. Una vez allí bajo por las escaleras de metal que se encuentran en uno de los laterales del edificio y corro hasta la puerta del almacén en el que se supone que deben de estar el resto de mis compañeros.
Abro la puerta, entro apuntado con el fusil, apretando los dientes de dolor, caminando por el lugar, cuando de repente unas personas aparecen delante de mí y me apuntan con sus armas.
-¿Sky? –pregunta Ash sorprendido y deja de apuntarme-. ¡Bajad el arma! –ordena a los demás, y cuando acatan su orden corre hacia mí, estrechándome entre sus brazos, lo que ocasiona que suelte un quejido.
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Los susurros se convierten en gritos
ActionTras una brutal guerra acontecida por la falta de recursos debido a la masificación de habitantes, gran parte de la población humana fue aniquilada, reduciéndola a unos cuantos miles que acabaron asentándose en Madrid y sus alrededores. ¿Qué harías...