Anya fue directamente al refrigerador encontrando su obsesión: dulces. Ya hacía tiempo que no comía porque debía hacer dieta, pero sólo eran 20, así que no había de qué preocuparse. Se los comió todos y no dejó ninguno. Se puso seria, empezó a cambiarse para la reunión y en media hora ya estaba lista.

- Señorita - una de las sirvientas entra al cuatro - Su prometido, vino a recogerla - se impresionó. El pensar que Damian Desmond fuese caballeroso, la dejó en shock.

- Parece un buen prometido - sonrió, terminó de retocarse el maquillaje y bajó acelerada por las escaleras. Abrió la puerta, y como en efecto, estaba allí el príncipe Damian - Hola, Su Majestad. Qué tal si entra a tomarse una taza de café? El viaje de su Castillo aquí es largo, entre por favor - sin replicar, Damian entró y se sentó a esperar mientras que Camila fue a preparar el café con una de las sirvientas.

- Por qué está tan feliz, señorita? - le preguntó.

- Qué curiosa!!! - se sonrieron - Es el primero que viene a recogerme para ir a trabajar. Donovan jamás hizo eso conmigo, ya hace un año que llevo divorciada y papá dice que quiere mi bien tanto como el bien de Becky, así que no puedo fallar en mi misión - coge las tazas mientras que la sirvienta llevaba la tetera - Espero que le guste, lo hice yo - es verdad, lo había hecho para probar la habilidad del príncipe.

- Es con leche? - dio en el clavo - Vaya, haces un café con demasiada amabilidad, me gusta - le da la taza a la sirvienta - Vamos a la reunión.

- Claro - asintió y se despidió de sus sirvientes para subirse al auto de Damian, pero algo era incómodo, ninguno hablaba y el chófer solamente conducía. De qué podrían hablar si Camila estaba sonrojada como un tomate?

Damian y ella se miraron a los ojos, la tensión subió y ninguno se sentía bien cómodo con el otro. Sin embargo, Damian suspiró, dejó atrás su incomodidad y puso lentamente la mano sobre la de Camila. Ella reaccionó y giró la mano, de forma como si la pareja llevase más de 5 años, entrelazaron sus manos, Damian se le acercó lentamente y depositó un beso en su frente.

- Si te sientes incómoda, sólo dilo - así le dijo antes de bajar del auto y ofrecerle su mano para bajar. Camila le agradeció y Damian volvió a entrelazar sus manos para empezar a caminar.

Claro, no habían periodistas, pero era tremenda escena en un hotel. Damian le dio dulces antes de subir al elevador, la agarró como princesa cuando se mareó, fue muy caballeroso al atarle los zapatos y le acarició el pelo delante de la puerta donde iba a ser la reunión - Entremos - abrieron la puerta pidiendo permiso y el rostro de Camila cambió cuando vio que en la silla al final estaba.....

Sueño Contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora