連合 : Unión. ఇ ・ » Heesun «.

Capitulo cuatro.

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Sunoo se encontraba acurrucado en el brazo de Heeseung, sentado a su lado su cabeza descansaba en su hombro, con sus ojitos cerrados mientras trataba de regular su respiración.

Minutos antes había salido del baño después de expulsar de nuevo su desayuno, justo antes de que sonara la campana indicando que el receso había comenzado.

Heeseung no tardó en buscarlo, tomando su manita para entrelazarla con la suya y ambos dirigirse a la gradas que había en el patio trasero del instituto, donde se encontraba la cancha de fútbol.

Sus amigos ya los estaban esperando y después de saludarlos a todos, ambos se habían sentado junto a ellos y el mayor no había tardado mucho en comenzar una conversación con los demás.

Jungwon llega sentándose frente a Sunoo, acariciando sus cabellitos en forma de saludo y después le deja seguir descansando, entablando una conversación con los demás chicos.

Sunoo suelta un pequeño quejido cuando siente un pinchazo en su cabeza, producto de las migrañas constantes que tenía últimamente.

El quejido llama la atención de su novio, que al instante le voltea a ver con curiosidad, asegurándose de que estuviera bien.

— Amor mío, ¿qué ocurre?

— N-Nada Seungie, solo es un pequeño dolor de cabeza.— Le susurra bajito Sunoo, queriendo que solo él le escuchara.

— Sunoo, últimamente tienes muchos malestares, ¿Estás seguro que no es nada grave?.— Le susurra de igual forma al notar su intención, dejando sus rostros muy cerca del otro.

— No te preocupes, es parte del malestar que tengo, pero no es nada de que preocuparse.— Trata de darle una pequeña sonrisita tranquila, agradeciendo que su voz no saliera entrecortada.

— ¿Estás seguro?

—Sip.

— Sabes que puedes confiar siempre en mi, ¿verdad?

— Ya lo sé, Heedeungie bebé.— Sunoo sonríe grande y toma su rostro para besar sus labios con amor.— Amo que te preocupes tanto por mi.

— Lo hago porque te amo, siempre lo haré.

— Yo también te amo.— Le susurra en sus labios robándole otro pequeño besito.

Heeseung le sonríe grande, con sus grandes ojos de bambi brillantes y una boba sonrisa enamorada.

Su lobo se revuelca en el piso de forma mimosa y feliz, dándole la razón al sentirse ambos en casa aún lado de su omega.

Da un pequeño besito en sus cabellitos rosados e inhala profundamente, abriendo sus ojos rápidamente cuando se da cuenta de algo.

Se queda estético y voltea a ver a su omega sin pronunciar alguna palabra.

Sunoo se da cuenta de su extraño cambio de humor repentino y le mira confundido.

— ¿Qué pasa, amorcito?

— Tú... tienes un segundo aroma, uno desconocido.