La telaraña de Harry
Los cuatro Gryffindor se acercaron a la cama, Ron se sentó junto a Harry, era el elegido para sacar toda la información que necesitaban.
— ¿Usaste el chantaje?
— Utilicé todas las ideas que tuvimos, pero nada dio resultado. Snape sigue negándose a enseñarme Legeremancia.
— Pero, Harry, tienes que convencerlo.
— ¡Yo lo sé, Ron, pero de verdad que Snape es necio con ganas, simplemente cuando no quiere algo no lo hace! —protestó enfadado.
— Pues entonces no sé de qué sirve que lo tengas como pareja. —cuestionó Ron sinceramente—. Si algo bueno tiene es precisamente su conocimiento en el área. Nadie más podría convencerlo, sólo tú.
Harry gruñó y fue a sentarse recostado sobre la cabecera, abrazando sus piernas en silencio, pensando en lo siguiente que diría.
— Yo puedo convencerlo de lo que sea, tal vez sólo sea cuestión de tiempo.
— ¿Porqué no intentas amenazándolo con nada de sexo hasta que acepte? —propuso Dean.
— Lo pensé pero al final creí que era mala idea. Snape es más fuerte que yo y siempre quiere, así que mejor no arriesgarme.
— ¡Pero si te obliga a algo deberías decirle a Dumbledore! —exclamó Neville asustado.
— No me ha hecho nada, Neville, es sólo una suposición. Yo no creo que se atreva, es muy dulce conmigo, ya saben que me quiere mucho, y por eso mismo prefiero no obligarlo, quiero que lo haga por su propia voluntad.
Mientras sus compañeros pensaban en qué más podían hacer. Harry se mordió el labio, se sentía culpable de mentir de esa manera. Ante sus amigos, Severus era un gatito meloso que se desvivía por su pareja, aseguraba que el carácter endemoniado del Profesor jamás se presentaba en su presencia, y que le daba todo para que su romance fuera el mejor del siglo.
Además, le gustaba imaginarse que era cierto. Que Severus era romántico, considerado, que no dejaba de recitarle frases de amor y pasaba cada momento a su lado mimándole enamorado. Tal vez fuese ridículo, probablemente si realmente fuera de esa manera no querría tanto estar a su lado, pero esas palabras habían salido un día de su boca y ahora no podía pararlas.
— ¡Ya sé! —exclamó Seamus de repente y todos se giraron a mirarlo.
— ¿Qué se te ocurrió?
— ¿Porqué no intentas darle celos?... Snape está comiendo de tu mano, Harry, lo tienes en tu voluntad, así que no querrá perderte, después de todo dudo mucho que consiga que alguien más le haga caso. De esa forma, cuando vea que tú puedes tener a quien quieras, entonces tendrá que ponerse listo, y la mejor manera es dándote lo que pides.
— Pero...
— A mí me parece una excelente idea. —aseguró Ron.
Harry no respondió, no le gustaba nada hacer eso. Aunque Severus era inflexible con él, sabía que había cariño entre ellos y algo así podría lastimarle, no quería dañarlo.
— ¿O acaso temes que no esté tan perdido de amor como presumes? —provocó Dean.
— ¡Harry no presume nada! —le defendió Ron—. ¿O acaso tú piensas que el murciélago no se da cuenta de la suerte que tiene?
— De acuerdo, ya sé que suena estúpido pensar que no es así, tan sólo quise animar a Harry a que llevara a cabo el plan.
— Pero él lo va a hacer sin necesidad de agresiones... ¿verdad, Harry?
El ojiverde sonrió nervioso pero finalmente asintió mientras pensaba en el gran lío que se le aproximaba.*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*
A la mañana siguiente, durante el desayuno, Severus miraba disimuladamente hacia la mesa de Gryffindor, no le gustaba la actitud que tenían los compañeros que rodeaban a su pareja, parecían estarle animando a hacer algo a su ojiverde. Decidió que esa noche averiguaría lo que pasaba.
— ¿Y cuándo empiezas con el plan, Harry? —preguntó Seamus ansioso—. Snape no deja de mirar para acá, se nota que derrapa por ti.
— Claro. —aceptó satisfecho—. Pero con respecto a eso que se les ocurrió...
— Es de lo más fácil, tan sólo hay que buscar a alguien que quiera contigo, lo cual no debe ser difícil.
— ¿Qué les parece Blaise? —sugirió Neville—. Siempre está mirando a Harry, y según sé, ya te ha invitado a salir ¿verdad, Harry?
— Sí, y le dije que no porque no me gusta nada. Y eso no ha cambiado, no me gusta y no pienso acercármele.
— ¿Y qué tal Terry Boot?
— ¿Ese presuntuoso?... No. —se negó Harry con un gesto de náuseas.
— ¿Y Creevey? ¡Ese muere por ti! —rió Dean.
— Olvídalo, tampoco me gusta.
— ¡Es que tú tienes gustos muy raros, Harry! —protestó Dean—. ¡Mira que escoger a Snape!
— ¡Pues porque tiene sus ventajas! —volvió a defenderlo Ron—. Harry lo sabe, es inteligente y no va a salir con alguien como Creevey, es una pérdida de tiempo.
Harry miró a la mesa de los Profesores mientras sus amigos continuaban discutiendo en voz baja para que nadie les escuchara. Al ojiverde le parecía que no había nadie en el castillo que pudiera compararse a Snape, se sentía afortunado de que hubiese puesto sus ojos en él... Moriría si un día Severus rompiera su relación y se marchara con otro.
Ese pensamiento le provocó un escalofrío que no pasó desapercibido para sus amigos.
— ¿Estás bien? —le preguntó Ron colocando una mano en el hombro de Harry.
— Sí... ¿ya se pusieron de acuerdo?
— No, en eso estábamos.
— ¿Porqué mejor no nos olvidamos de eso?... recuerden que involucraríamos a un tercero que ni culpa tiene, no quiero jugar con nadie.
— Creo que no será necesario. —aseguró Seamus.
Todos se giraron a mirar a su compañero y éste les hizo una seña para que se acercaran aún más reuniéndose en círculo en torno a Harry.
— Ya sé quién va a ser el afortunado. —ratificó Seamus.
— ¿Quién?
— ¡Ron!
Ron se echó a reír fuertemente llamando la atención de todos en el gran comedor. Harry estaba a su derecha, muy cerca de él, y al voltear a volver a ver a Severus notó cómo éste mantenía los labios fruncidos tan fuerte que se habían tornado morados y sus ojos destilaban fuego. Cualquier otro en el comedor habría tachado su expresión como un día normal de mal humor en el Profesor, pero para Harry, un nudo se apretó con fuerza en su estómago al comprender porqué Seamus había llegado a esa conclusión.
— No, no... y no. —susurró antes de salir corriendo del comedor.
Sus amigos fueron tras de él, no iban a perder una oportunidad de oro. Lograron darle alcance en uno de los pasillos y le hicieron entrar en un aula en desuso donde podían hablar sin cuidarse de los que pasaban a su alrededor. Dean fue el encargado de colocar un hechizo de silencio mientras Harry retrocedía asustado y sin saber cómo salir de ese lío.
Por su parte, Ron continuaba riendo aunque en menor intensidad, estaba convencido de que todo era una mala broma para Harry, así que no tenía de qué preocuparse.
— Ustedes están locos, no voy a hacer eso. —aseguró Harry apoyándose en un destartalado escritorio.
— ¿Y porqué no? —cuestionó Dean—. Cumple todos los requisitos, de esa forma no engañarías a nadie.
"Engañaría a Severus" pensó Harry, pero no se atrevió a confesar su temor, tan sólo siguió negando con la cabeza.
— Ya, chicos, díganle que todo es una broma. —pidió Ron sosteniéndose la barriga ya adolorida.
— No es broma, Ron. —aseguró Seamus—. Ahora que estábamos en el comedor, Snape se puso verde de rabia cuando te acercaste a Harry y lo tocaste... ¡está celoso por ti!
Ron tragó duro y tuvo que buscar un lugar donde sentarse. Estaba aterrado con esa perspectiva, si Snape lo odiaba sin haberle hecho nada, seguramente lo mataría de la manera más cruel si llegaba a pensar que le estaba quitando a su pareja.
— ¡No, me rehúso terminantemente a hacerlo! —gritó ante la visión de su cuerpo ensangrentado y empalado en el mástil más alto del castillo.
— ¡Es por una buena causa, Ronald! —exclamó Dean—. Tú fuiste el primero en decir que Harry debía aprovechar su relación con Snape para conseguir que le enseñara Legeremancia, ahora te toca ayudarlo.
— ¡Pero Snape gusta de Harry, no de mí! ¡Me va a matar!
— No te matará, además, es sólo darle celos. —intervino Neville.
— ¿Ven?... ¡Hasta Neville entiende que no es nada malo!
Harry y Ron continuaron negándose. El primero temeroso de lastimar a Severus, el segundo aterrado con la idea de no salir vivo, sin embargo, al final, ninguno de los dos comprendió cómo es que el plan estaba casi hecho sin haber sido tomada en cuenta su opinión.
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Pare su berrinche, Señor Potter
FanfictionHarry Potter quiere algo... Y cuando Harry Potter realmente quiere algo, no importa nada más, obtendrá lo que desea de una o de otra manera. Su mayor inconveniente, es que aquella persona que se lo puede cumplir es el único que le daría batalla en c...