Se levantó de su silla y se estiró.
Llevaba horas trabajando en el sofá frente a su computadora y si seguía un rato más despierto se desmayaria del cansancio.
Pero aún tenía trabajo y no se podía permitir descansos.
Un café lo ayudaría.
Se dirigió al pasillo rumbo a la cocina.
Todo marchaba bien.
Ya no era un niño que temía a los pasillos oscuros.
Bueno, eso creía.
Se supone que caminaba normal y aún no llegaba a la cocina.
Siguió, el pasillo se hacía más largo, ahora si se desmayaria del cansancio.
Podía jurar que cada paso que daba alargaba el pasillo 5 pasos.
Llevaba horas ahí, estaba aterrado, su respiración era irregular, le iba a dar un infarto a este paso.
Quizás estaba en un bucle.
Empezó a sobrepensar el porqué el pasillo era infinito.
Se sintió observado.
Pasos, pasos, pasos...
Un grito tan fuerte que te podía destrozar los tímpanos...
Corrió.
No quería girar a ver que se lo iba a comer.
¡La cocina!
Iba a llegar.
¡Por fin!
Al menos eso pensó antes de tropezar y haber escrito su destino.
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Cuentos para dormir. Con un toque a menta y venganza
RandomCuentos cortos de historias no relacionadas entre sí, thriller, venganza, terror psicológico, fobias; se aceptan pedidos ^^ Varias de las historias tendrán finales felices, pero no prometo nada. También habrá finales que se podrán interpretar de d...