Doble cara

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Él no lo entendía, su hermana gemela le despreciaba, él había probado de todo para caerle bien.

Le daba regalos, mimos, atención, le pasaba los deberes ¿por qué no le quería?

Ni siquiera su padre o su hermano mayor le trataban bien.

Eran cinco en esa familia, su padre, sus dos hermanos mayores, él y su hermana.

Su madre se había ido con otro hombre a Japón que era de donde provenía su familia de parte de madre, pero prometió volver por él.

Su madre le había dicho que era muy especial, por lo que no todo el mundo le querría.

Él entendía eso pero con no todo el mundo le querría, ¿su familia entraba también?

El único que le prestaba atención y le daba era su segundo hermano mayor.

Desgraciadamente sus hermanos mayores iban a entrar a la universidad, por lo que tenía poco tiempo a su lado.

Con el tiempo entendía que estaba mal con él.

El sol le dañaba.

Desde pequeño se pasaba el verano y las vacaciones encerrado en casa y siempre que salía a dar clases llevaba crema solar puesto, además de un gorro y manga larga con unos guantes.

Al principio pensó que era por qué su madre quería hacer que el se viera bien o algo pero no le pareció normal.

Además sus profesores en la hora del patio siempre lo sentaban en la sombra, y el no podía socializar bien, tartamudeaba demasiado.

Su piel pálida daba la impresión de ser frágil, aunque era todo lo contrario.

Pero ¿por qué su familia lo odiaba?

Él creció y dejó de ser un niño estúpido, inútil e inocente, lo tachaban de llorón, inmaduro e infantil, aunque la realidad era muy diferente, se hizo muy independiente, inteligente amable y creo su propia marca de ropa.

Su madre no volvió, con el tiempo dejó de importarle.

Se reencontró con su hermano mayor y seguían llevándose igual de bien.

Corto todo tipo de conexión con su familia, excepto obviamente su hermano y siguió con su vida.

Claro hasta que la muy aprovechada de su hermana vinó a reclamarle dinero.

Después de su hermana vinó su padre y después su hermano.

Él no les debía nada.

Llamó a su hermano, tenían cabos sueltos que arreglar.

Al día siguiente los cuerpos de su padre, su hermano y su hermana se encontraron muertos.

Su padre había sido torturado, lo encontraron sin testículos, algunos dientes rotos y arrancados, huesos machacados y un ojo arrancado, no encontraron el ojo.

Su hermano murió de un balazo en la pierna y otro en su cavidad bucal.

Su hermana apuñalada lentamente en partes no muy vitales, desangramiento diría yo.

No tenían ni una sola huella y no encontraron las armas del homicidio.

El caso se dió por perdido y su hermano y él quedaron libres de cargos, no tenían ninguna sospecha.

Al fin y al cabo, ¿quién sospecharía de un chico albino, piel frágil, inocente y sensible al que no le queda nadie más que su hermano mayor?

Cuentos para dormir. Con un toque a menta y venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora