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-Hola Estefanía -Lena se acerco a dar un beso a su cuñada -Sentimos el retraso, los niños...

-No te preocupes Lena -Ella le sonrió con complicidad, después miro a Jack -Hermanito ¿tu no me saludas?

-Hola -El suspiro y se acerco a dejar un beso en la mejilla

-No pongas esa cara, te prometo que no seré muy pesada -sonrió divertida

-Hola Jack -David estrecho la mano del hermano de su prometida -¿Tu también te ves arrastrado eh?

-Mujeres -Jack negó con la cabeza

-Dejen ya de criticar -Estefanía le quito importancia con la mano -Vamos a probar los menús.

Para eso estaban allí, en uno de los mejores hoteles de la ciudad, para probar los menús para la boda de Estefanía y David. Hacía tres años que estaban saliendo juntos y al fin habían decidido casarse. Como Estefanía se llevaba muy bien con la esposa de su hermano decidió que fueran ellos quien les ayudaran a organizarlo todo, Lena estuvo dispuesta a ayudarla en todo lo necesario, aunque también estaba molesta por la actitud que su marido estaba tomando en lo referente a la boda de su hermana

-No te cuesta nada mostrar un poquito de interés -Hablo molesta mientras caminaban hacia el coche, después de dos horas de probar comida.

-No empieces -Jack abrió el vehículo y se subió -Estas cosas son una estupidez.

-¿Una estupidez? -Lena se subió y se puso el cinturón -¿Así que ahora las bodas son una estupidez? Bien

-No tengo ganas de discutir Lena -El arranco y saco el coche del estacionamiento, miro su reloj -Tengo una reunión importante en una hora.

-¿Una reunión? -Ella le miro bruscamente -Es Sábado

-SÍ, es sábado -El apretó el volante molesto.

-Les prometiste a los niños ir al zoo con ellos -fijo la vista en la carretera

-Que los lleve la niñera -El frunció el ceño -Para eso le pago

-Pero eres tu quien tendría que ir con ellos, con nosotros -se soltó el cinturón para girarse a mirarlo -Pero claro, estoy olvidando que eres un hombre muy ocupado

-¡Pues claro que lo soy! -el acelero bruscamente -¡Ocupado en trabajar! ¡Trabajar para que a ti y a los niños no les falte nada!

-¡Sin embargo les falta lo más importante! ¡Su padre! -Lena aguanto las ganas de llorar -¡Mi marido!

-¡Ya basta! -paro el auto en seco -Hemos llegado, tengo que irme o llegare tarde.

-Que te vaya bien en tu reunión -Lena salió bruscamente del coche y cerro dando un portazo, después camino hacia su casa sin volver la vista atrás. Aunque contuvo el aliento cuando oyó el auto marcharse.

Tal y como supuso, su marido no llego a comer y ya estaba anocheciendo cuando la llamo para decirle que tenía que arreglar unos papeles y se quedaría en la oficina hasta tarde La llamada fue corta, seca y precisa, dejándola con una tristeza increíble.

Cansada de esperar siempre en casa, decidió tomar las riendas, sorprender a su marido y tratar de recuperar la espontaneidad de la pareja. Tomo una botella del mejor vino que tenían y llamo a la niñera para que se quedara con los niños. Se subió a su auto y se dirigió a la oficina, con una tenue sonrisa en su rostro, con la esperanza de hablar con Jack y remediar la discusión que tuvieron esa mañana

Pero todo cambio cuando paro el vehículo ante el semáforo que estaba frente a las oficinas de su marido. Un edificio de diez plantas, con unas inmensas cristaleras que daban a la calle. Y allí, desde el coche su mirada recorrió el edificio hasta pararse en la cristalera del tercer piso, que estaba iluminada. En ese momento vio a su esposo pararse ante ella, sonrió observándole, hasta que otra silueta apareció en escena

Una NOVIA Para Mamá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora