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𝙣𝙖𝙧𝙧𝙖𝙙𝙤𝙧 𝙤𝙢𝙣𝙞𝙨𝙘𝙞𝙚𝙣𝙩𝙚

— ¿qué?— los ojos de la menor se inundaron mientras observaba a su hermano.— ¿cómo? ¿cuando?

— no lo sé, lele.— la voz de benicio se quebró, causando las primeras lágrimas de su hermana.— yo solo salí un poco después de que terminara la clase de natación, quería disfrutar del agua y practicar, en cuanto me cansé fui a las duchas para poder cambiarme e ir a casa y todo iba normal hasta que unas chicas salieron entre los casilleros del vestuario, en cuanto las ví intente taparme y pregunté que qué hacian ahí, dijeron cosas que no recuerdo y comenzaron a tocar mi cuerpo, intente alejarme pero me tenían acorralado.

— beni...— leah se acercó a su hermano y lo abrazo, llorando a la par de el.

— me siento tan sucio, siento que todo fue mi culpa.— leah negó y se separó de el.

— no lo fue, beni.— seco sus lágrimas con sus pulgares.— nada de esto es tu culpa.

el mayor asintió débilmente y volvió a romper en llanto, leah volvió a abrazarlo intentando no llorar. así estuvieron unos minutos más hasta era hora de la consulta del mayor, leah decidió esperar fuera del establecimiento, paso toda la hora caminando de un lado hacia otro y en algunos momentos aguantando el llanto.

para leah, benicio era todo lo que tenía y todo lo que necesitaba, su hermano era el pilar de su vida y sin el no sería nada, todo lo que le sucede a él, le afecta a ella. gran parte de su odio hacia su madre se debe al como le afectaban las actitudes de está a benicio, el ver cómo el mayor rogaba por su atención y cariño, hacia crecer cada vez más su odio.

nerea para leah no era más que una simple desgracia, una persona que lo único que hacía era molestar y causar problemas, nunca hubo un vínculo de amor o cariño entre estás dos, ambas sentían un fuerte rechazo hacia la otra y eso nunca puedo cambiar. aunque hay que admitir que en el fondo, leah siempre tuvo la esperanza de que ella cambiará y se volviera una madre para ellos, pero esa esperanza fue muriendo más rápido de lo que se generó.

si por leah fuera mataría al que tenga que matar por ver bien a su hermano, y desde el momento en que benicio entro a ese consultorio juro encontrar a quien le haya hecho eso.

en cuánto benicio salió, leah ya se encontraba mucho más tranquila y se acercó rápidamente a el.

— ¿cómo te ha ido?— preguntó preocupada.

— bien, en unos días tengo la siguiente sesión.— respondió tranquilo el mayor mientras acariciaba la cabeza de leah.— ¿vamos por unas rebanadas de pastel?

— está bien.— se subieron al carro y se dirigieron a su pastelería favorita.

en el camino iban hablando de como le había ido en la sesión, sobre si su padre sabía y quiénes más sabían. en cuánto llegaron se sentaron es su mesa favorita y comenzaron a ver por el ventanal del local, cómo lo hicieron la primera vez que llegaron a atlanta. esa pastelería se volvió algo sagrado para ellos, siempre iban allí para poder hablar o simplemente pasar un buen momento, algo muy típico entre los hermanos d'marco.

al llegar a su hogar, benicio fue rápidamente a su habitación, mientras que leah se quedo en la sala para intentar distraerse. asi pasaron el resto del dia, hasta la cena. 

— ¿como les fue hoy? — ambos menores respondieron un simple "bien" ante la pregunta de su padre.— me ha llamodo su tio mattia, dijo que les esta yendo bien en las asugnaturas y en el taller.

— la mayoria de cosas las di el año anterior, asi que no es tan difícil.—  respondió benicio intentnado seguir con el intento de mantener una charla.

— ¡eso es genial!, ¿que les parece si este fin de semana invitan algunos de sus amigos y hacen algo aqui?— y como era de esperarse el único entusiasmado era benicio, leah simplemente asintió y siguió comiendo en silencio, mientras qué su hermano contaba a cuantos iba a invitar.— ¿y tu, lele? ¿a quien vas a invitar? 

— a nadie, no tengo amigos.—  benicio escupio su jugo al escuchar a su hermana, secibindo una mira de su padre.

— lo siento, es que me sorprendió.—  inventó una excusa, causando una risa en leah.—  podrías invitar a jaden.

—  no puede, ese dia juega.— mintió la rubia, gianluca y benicio la miraron incrédulos.

— ni siquiera le has preguntado.— reprochó el padre, la rubia rodó los ojos.— si no quieres invitarlo está bien, no hay presión.

— podrías invitar también a su gemelo, yo invitaré a jayla.— siguió insistiendo benicio, leah lo ignoró y siguió comiendo.— ¿que dice, lele?

— que jaden no va a poder.— la menor dejo los cubiertos sobre el plato y se levantó de la mesa, antes de que alguno de los dos pudiera hablar, leah ya no se encontraba.

— ¡eso es por presionarla, papá!— reprochó sin vergüenza alguna benicio, soy padre lo miro con sorpresa.— no debiste de insistir tanto.

— pero… ¡pero yo no dije nada!— exclamó en alto gianluca, mientras veía irse a su hijo mayor.— ¿tú crees que fue mi culpa, nina?

la anteriormente nombrada negó con diversión y comenzó a levantar las cosas de la mesa, mientras que gianluca pensaba en que había dicho.
 

lov song. ❛ javon walton. [X]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora