Día 125

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Habían establecido una rutina matutina, casi diaria, de sentarse juntos en la misma mesa de la cafetería a beber sus respectivos té y café. Algunas veces acompañados de aquellas "adictivas" galletas (según a palabras de Rachel) de Alfred que Damian se había encargado de volver a regalar a ella. Las conversaciones se iban alargando con el paso de los días, temas banales aún, pero significativos que los hacían conocerse más. Haciéndolos dejar a un lado, por algunas horas, sus problemas actuales.

No podía negar lo perfecta que es. Cada encuentro que tenían lo reafirmaba. Sin embargo, no intentaría nada que la pudiera lastimar o afectar. Aún cuando sus sentimientos por ella crecían cada día más, jamás sería capaz de arruinar su matrimonio. El ser parte de su vida debería ser suficiente para él. O eso quería creer, mientras su cuadernillo de bocetos seguía siendo plasmado de dibujos de la amatista.

Se encontraba recostado sobre su cama cuando una llamada entrante lo hizo pausar su cavilación. Fue grande su sorpresa al observar la pantalla y darse cuenta de la persona que se comunicaba con él.

—Padre.

Habían pasado meses desde la última vez que habían conversado.

—Damian. Jason ha perdido hace semanas el vuelo de regreso a Gotham y no he vuelto a tener comunicación con él estos últimos días.

Cómo va a tener comunicación si prácticamente se la pasa cogiendo en el departamento de Rose...

—No sabría la razón, padre.

Pero le debía una. Y una muy grande por lo que ha hecho.

—Entiendo. No solo llamaba por eso—hizo una breve pausa, dudando si era pertinente continuar con la conversación. No quería volver a discutir con su hijo y cortar comunicación con él por tantos meses de nuevo—llamaba para saber de ti. Sin discusiones ni malentendidos. Quisiera saber cómo te encuentras por tu propia voz.

Antes de responder su celular vibró por un mensaje entrante. Colocó el modo altavoz para dar un vistazo.

Rachel: ¿Tienes libre el sábado? Rose quedó de ir al cine conmigo pero, su jefe decidió cambiar su turno de trabajo a última hora...¿Te gustaría acompañarme?

¿Esto era una cita?

—Si, me encuentro bien padre. Gracias por tu interés.

Y se encontraría más que bien.

Si tan solo no estuviera casada.

Damian: Claro. ¿A qué hora te gustaría que pasará por ti?

Respondió a la brevedad.

Rachel: Oh no, no es necesario...

Damian: Permíteme hacerlo. Es lo menos que puedo hacer por ti por la invitación.

Rachel: Si es así...puedes pasar por mi a la cafetería. ¿Te parece a las 6:00 p.m.?

Damian: Sin problema. Ahí estaré.

Rachel: Bien :) nos vemos el sábado. Hasta entonces.

Su pecho estaba invadido por esa calidez que se volvía recurrente en él mientras una sonrisa ilumina su rostro en ese momento.

El efecto de sus palabras sobre él era impresionante.

—Me alegra escuchar eso, hijo. Vuelve cuando estés listo.

Las voz de su padre lo regresó a la realidad. Una voz y palabras que denotaban sinceridad.

—Lo haré padre, tal vez pronto.


Tal vez a Rachel le interesaría conocer Gotham algún día.

Cuando buscamos la verdadera felicidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora