CAPITULO QUINCE.

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Elizabeth Johns.

El día del caos.

Me envuelto en mi burbuja mientras estoy cayendo, no se que diablos hice pero no quería morir.

Caigo en las bolsas de basura que son mi salvación pero aún así ruedo chocando con la pared del otro edificio, siento como si esa pared me hubiera roto un hueso, estoy débil, como puedo me levanto, está de noche ni un alma en pena en la calle, ¿A quien podría acudir?.

Mi casa está lejísimos y no creo que llegue sin desmayarme.

No puedo volver al penthouse y no se cuándo viene brant.

Sola, en pijama, sin celular y con un arma de fuego con apenas cuatro balas o cinco.

Nunca creí que usaría una de esas, empiezo a caminar con destino no se de a dónde pero llevo tanto tiempo en eso que ya amaneció.

Alcanzo a ver mi casa a lo lejos y a esa persona conocida que desde que me alcanza a ver viene corriendo hacia mi.

_Mara, ayudame.

_Calma estoy aquí.

Me apoya en su hombro y empezamos a caminar con dirección al barrio, con una de las llaves que le dejé abre la puerta de mi casa y me deja en los sillones.

_¿Que pasó?

_Intentaron matarme, brant no está, mi hermana está desaparecida y mi cuñado no responde mis llamadas.

_O nena, dime qué no estás herida.

Niego como puedo.

_No puedo quedarme aquí, necesito ir a un lugar seguro, por favor.

Le ruego.

_Vamos a mi casa.

Estoy sedienta, con hambre y los sudores no me abandonan, los pies me matan y la cintura me entierra.

Ayer fui al spa pero está relajación se acabó.

Mara me deja en su casa y me siento en los sillones que son prácticamente iguales a los míos.

_Tengo que ir a trabajar pero si quieres puedo pedir un permiso para quedarme a cuidar...

_No te preocupes_La interrumpo_Prometo no darte problemas y no quiero que pierdas tu trabajo por mi, solo estoy cansada, caminé mucho.

_Si quieres me quedo.

Niego.

_Tu vete tranquila, yo tengo que pensar en que haré.

_Entonces me voy.

Se despide de mi y me quedo recostada en los sillones.

La pierna me duele por la caída lo que dificulta el que me pare de dónde estoy sentada, espero que brant halla escuchado el mensaje que le envié y que se de cuenta de que estoy viva.

El es inteligente se que va a descubrir todo rápido.

Aseguro la puerta, las ventanas y cierro las cortinas bien.

Me recuesto en los sillones y me duermo no se por cuantas horas, se que brant vendrá por mi cuando se de cuenta de que no estoy, quizás podríamos arreglar lo que casi vuelve a destruir nuestra relación.

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Actualidad.

La brisa cubre mi cabello y lo mueve al mismo ritmo, sentada en el balcón trasero de la casa de Mara me siento un poco sola.

Pero esto es un poco agradable.

Ya me siento mejor, mi pierna sanó aunque tengo un morado enorme que espero quitar con cremas especiales.

Brant no ha venido por mi y no quiero arriesgarme a salir y que está vez si terminen matándome, mara ya se fue a trabajar y me dejó aquí como siempre.

Bajo las escaleras de la casa y me adentro en la cocina, me preparo un té y me siento a tomarlo.

La casa está a oscuras por las cortinas gruesas que mara compró para mí protección, escucho como tocan la puerta y el corazón se me acelera rápidamente.

Tomo el arma que está debajo de los sillones, tiene cinco balas pero no solo con eso puedo defenderme.

Abro las cortinas pero no sé nada afuera y el toqueteo de la puerta me está dando miedo, si está es mi muerte la esperaré con los brazos abiertos.

Abro la puerta y me quedo a una esquina, apunto en su dirección y cuando estoy a punto de jalar el gatillo su perfume me quita la estabilidad.

Brant atraviesa la puerta y lo primero que hago es ponerme a llorar, me arrodillo sin poder creer que el de verdad esté aquí, me mira y me levanta del suelo con un brazo.

Me abraza, lo abrazo, lloro y me desmorono.

_Estas aquí.

Es lo único que puedo decir mientras no dejo de abrazarlo, de oler su perfume y tocarlo como si no fuera real.

_Soy yo, mírame.

Hace que levante la mirada y mirarlo a los ojos, no puedo creer que de verdad sea el.

Trae la barba descuidada y el cabello más largo, es como si hubiéramos durado años por separado.

_No tenerte cerca es una tortura.

Me dice y no me despego de el, tratando de que no sea un sueño como cada noche lo soñé.

_Dime que no es un sueño.

_¿Te pellizco?.

_Pense que nunca vendrías.

Me seca las lágrimas cuando me separo un poco de el.

_Nunca te dejaría.

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_Escuché tu mensaje veinticuatro horas después que lo enviaste, tenía problemas con el clan, me estaban robando y casi me pierdes en un tiroteo.

_¿Cómo supiste dónde estaba?.

_Tengo mis trucos.

_Habia ido al spa.

_Me di cuenta, usaste mi tarjeta.

_Si, luego de eso me dormí temprano y casi a las dos entraron, había una mujer, la reconocí por su voz y escapé como pude.

_¿Mujer?.

_Maira_Le respondo_Ella estaba dando órdenes.

Se peina el cabello con las manos y el estrés se le nota hasta en la mirada.

_Ella no te quiere a ti, me quiere a mi.

Me dice y me quedo helada.

 Saga mafiosos #3 Perdida con el mafioso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora