Montaña

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Espero que les guste~

Nota: ¿Qué creen que podría pasar?

Nota-2: Y hasta aquí llegó mi pobre cerebro, creo que me quedé sin ideas por el momento xD

-Te ves horrible...- comento Wukong, sincero, viendo el desgastado aspecto de Macaque, quien tenía unas ojeras bien marcadas y el pelaje despeinado, con un aire de cansancio a su alrededor. Su glamour también está caído para su sorpresa, mostrando sus coloridas orejas y la cicatriz en su rostro. En serio debía estar muy agotado.

-Gracias- gruñó de mala gana, bostezando ampliamente, dejando el libro que tenía entre sus manos a un lado para agarrar otro de la gran pila que tenía allí, abriéndolo.

-¿Cuando fue la última vez que dormiste?- podían estar sin dormir mucho más que un simple humano pero eso no significaba que podían estar despiertos todo el tiempo, necesitaban descansar, en especial si había pasado mucho tiempo desde la última vez.

-Yo...- frunció ligeramente el ceño, luciendo extrañamente confundido. -...¿Qué día es hoy?- eso no era una buena señal.

-Bien, hasta aquí...- se acercó y le arrebató el libro, dejándolo a un lado para agarrar las muñecas ajenas y dar un firme tirón, obligándolo a levantarse del sillón, frunciendo el ceño al verlo tambalearse ligeramente. -...necesitas dormir- era una realidad a estas alturas.

-No, tengo que seguir investigando...- bostezo ampliamente, luchando para mantener los ojos abiertos, obviamente cansado. -...y buscan una forma...de sacar esa llave...de la cabeza de mi hijo- continuó entre bostezos.

-No vas a servir de nada si estas cansado- también había estado buscando, no iba a negarlo, pero su contraparte se había desvelado por quien sabe cuanto tiempo y eso no era saludable. -Duerme un poco y recupérate, luego puedes seguir buscando- lo empezó a empujar hacia la habitación, manteniendo un firme agarre por miedo a que el otro se cayera al notar que no estaba muy firme sobre sus propios pies.

-MK...- murmuró, tropezando mientras era empujado.

-Me encargaré de él...- lo metió a la habitación, moviendo las sábanas con la cola y obligando al mono de pelaje oscuro a sentarse en la cama. -...lo llevaré a mi montaña donde nadie podrá alcanzarlo y lo cuidare el fin de semana...- lo guio para que se acostara. -...incluso lo llevaré a la escuela el lunes y luego te lo devolveré- lo tapó después de acomodarlo, algo divertido al no recibir ninguna queja por sus acciones.

-Si algo le pasa...- lo miro con el ceño fruncido.

-...te dejaré despellejarme sin quejas- asintió, moviéndose para buscar los grandes auriculares ajenos. -Ahora, duerme- ordenó, colocando los auriculares sobre las orejas ajenas, viendo cómo perdía la lucha y cerraba los ojos casi al instante, durmiéndose sorprendentemente rápido. Salió del cuarto, activando su glamour mientras se dirigía a la puerta principal para dirigirse directamente a la escuela del niño, esperando casi con impaciencia y sonriendo al ver a la pequeña multitud de niños salir del edificio escolar, centrando su atención en uno de ellos. -Hey, Kid~- sonrió con diversión al ver cómo los ojos del niño se abrieron con asombro.

-¡Mo...!- MK se tapó la boca con cara de pánico, recordando que estaba en un lugar público, corriendo hacia el mayor. -¡Monkie King!- llamó apenas estuco cerca, confundido y sorprendido de verlo allí. -¿Qué haces aquí?-

-Tu y yo pasaremos este fin de semana juntos, en mi montaña- anunció con una sonrisa.

-¡¿En serio?!- chillo con emoción y ojos brillantes. -Espera...- ladeo la cabeza ligeramente. -...¿Lograste que papá se fuera a dormir?-

-Sip~- asintió con orgullo, el niño soltando una risa ante eso. Fueron de vuelta al departamento para que MK pudiera recoger algunas de sus cosas, como algo de ropa y sus cosas para dibujar, sin olvidarse de Momo.

-¿Qué hacemos con Azul?- preguntó con la felina entre sus brazos, preocupado por dejarla sola. El dios se rasco la nuca, indeciso, no creía que sus monos y la gata se llevarán bien, lo que menos quería era que pudieran pelear.

-La dejaremos con Pigsy antes de irnos- fue su rápida solución, empacando también las cosas de la gata a excepción de su caja de arena que se negaba a tocar, que el demonio cerdo se las arregle de alguna manera. Salieron del departamento, Wukong sujetando las cosas y MK llevando a Azul entre sus brazos para ir hacia la tienda de fideos, entregando a la felina al confundido chef y corriendo lejos antes de que pudiera reclamarles, escuchando sus gritos mientras se alejaban. Luego, se alejaron todo lo posible de la gente, llegando a una plaza bastante vacía a esas horas del mediodía. -Muy bien...- hizo un gesto, dejando caer su glamour al mismo tiempo que su fiel nube aparecía a su lado. -...es hora de irnos, tengo que preparar el almuerzo- hizo una mueca interna al pensarlo, no era el mejor en la área de la cocina pero esperaba con su poco talento fuera suficiente para mantener al niño vivo y sin ninguna intoxicación.

Oh, ¿a quién engañaba? Estaba seguro de que terminaría pidiendo comida a domicilio.

-¡Nube voladora!- salto con puro deleite, estirando sus brazos hacia la nube con puro entusiasmo. -¡¿Puedo conducir?!- miro al mayor, esperanzado. -¿Por favor?- agregó al recordar sus modales.

-Yo...- dudo, aunque ya sabía que no le podía decir que no a esa expresión suplicante. Era débil ante un niño, que desastre. -...bien, supongo que puedes...- MK soltó un grito lleno de felicidad y Wukong no pudo evitar sonreír con cariño, alzando al emocionado niño para subirlo a la nube, sentándose tras él y sujetando sus cosas. Apenas alcanzó a acomodarse antes de que la nube se moviera bruscamente, elevándose por sobre la ciudad a gran velocidad, un chillido poco digno saliendo del dios mientras que el niño reía a carcajadas y lleno de adrenalina. Si, eso era un buen comienzo.

Papa MacaqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora