—¡Suéltame! No puedes hacer esto, Jean, no así...¡Ah!—una de las manos de Jean bajó por su falda y subió de nuevo por debajo, acariciando la piel en sus muslos. Sentir sus manos en sus piernas la hizo perder la fuerza
—No...Jean, no puedes forzarme...
—No voy a forzarte preciosa, tú misma vas a pedírmelo en unos minutos
—¿Qué? E-espera...—la voz de Mikasa se entrecortó cuando sintió los dedos de Jean rozando su entrepierna, primero suavemente y después con más presión. Moviendo sus dedos en círculos y hábilmente abriéndose camino entre su ropa interior, Jean la tocó y jugó con ella, hasta escucharla gemir despacio
—Nadie más puede tocarte...sólo yo ¿Entendido? Eres mía Mikasa, mi esposa...
Jean rozaba sus labios en su cuello mientras le decía estas palabras y continuaba jugando con ella.
—Jean...por favor...—Mikasa no sabía exactamente qué era lo que pedía, la mano de Jean continuaba acariciándola de esa manera tan íntima y su respiración se aceleraba. Cuando Jean introdujo algunos de sus dedos en ella, ahogó un grito y se tomó de sus hombros.
—Silencio mi amor, no querrás que te escuchen afuera
—Por favor...Je...Jean—susurró Mikasa mientras se abrazaba de él y sentía sus dedos dentro de ella
—¿Quieres que me detenga?—le susurró al tiempo que besaba su cuello y comenzó a lamer su piel. Movió de nuevo su mano y Mikasa dejó caer su rostro sobre su hombro tratando de encubrir su respiración y los gemidos que se escapaban de su boca
—¿Me detengo Mikasa?
Lo sintió moverse dentro de ella y una sensación placentera empezó a formarse entre sus piernas, no sabía qué era, pero instintivamente ella misma separó despacio sus piernas, facilitándole el trabajo a Jean, se aferró con más fuerza a él, temblando y perdiéndose en lo que la hacía sentir
—¿Me detengo?—Jean repitió la pregunta, pero Mikasa no respondió. Pudo sentir cómo las piernas de Mikasa empezaron a temblar—responde mi amor
Escucharlo llamarla "mi amor" de nuevo la abrumó por completo
—N-no...
—¿Qué dices?—la instigó—no te escucho...¿Me detengo?
—No...Jean, por favor...no, no te detengas...
Justo cuando Jean sintió cómo Mikasa empezaba a adelantar y mover su caderas...se detuvo. Mikasa permaneció aún abrazándolo y temblando por unos segundos, todo su cuerpo protestó cuando Jean retiró su mano de su entrepierna. Consternada, se incorporó despacio y lo miró a los ojos.
—Te lo dije, tú misma lo pediste...y tardaste menos de cinco minutos.
Con una mezcla de vergüenza y rabia Mikasa reaccionó soltando su abrazo. Trató de levantarse, pero Jean la sujetó de la cintura y la mantuvo sentada en su regazo.
—¡Suéltame!—le gritó molesta
—Escúchame bien Mikasa. No sé qué te hizo creer que tener amantes es buena idea, ve a Heavenhill cuantas veces quieras, pero si piensas que vas a hacerme el hazmerreír de Mitras, estás en un grave error.
La confusión y la ira de de Mikasa aumentaron ¿Él mismo se atrevía a decirle que tenía amantes?
En un sólo movimiento Jean la movió y la sentó al lado. El labio inferior de Mikasa temblaba con su reprimida furia. Respiró profundo todo el camino, no se iba a permitir llorar frente a él.
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Casi en el cielo
FanfictionMikasa Ackerman es la Condesa de Heavenhill y única sobreviviente de su familia. Es conocida por su belleza, valentía y corazón noble. Jean Kirschtein, es un mercader amateur sin título alguno. Se le conoce por ser bueno en los negocios, llevar muje...