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Hace 5 años

La puerta de Andy se abrió recibiendola un poco desaliñado, no era de extrañarse cuando un día antes estuvo de fiesta, en realidad ella después de ver al grupo de chicas que usualmente llegan a esas reuniones, se retiraba, a diferencia de él que tenía que despedir a sus invitados.

—No esperaba verte tan temprano. —señaló el interior para que pasara—, estoy haciendo café ¿quieres un poco?— Delta asintió.

En su cabeza fue difícil no comparar ese pequeño detalle, se había dado cuenta que Christopher nunca tomaba café ni le agradaba que ella lo hiciera, "esto te puede generar ansiedad" y siempre optaría por darle agua o jugo.

Andrew era lo contrario, un buen café para iniciar el día, como aquella humeante taza que había dejado frente a ella, le daba pequeños sorbos sin importar tener aquel hombre usando únicamente ropa interior.

—Dime—le soltó sin más—, algo está girando en esa cabeza y me gustaría saber que es.

No sabía cómo explicar la situación, si le decía que ella ya conocía y que vive con el sumiso de Annie, sentiría que le mintió.

Pero no decirle era simplemente hacer esa mentira más grande cada día.

Cuando estaba a punto de abrir la boca resignada escucho el ruido de lo que parecía una secadora de cabello. Eso la alertó:—¿Estás acompañado? Me puedo ir si es de esa forma

El encogió los hombros.

—Es Annie.

La dejó sorprendida la respuesta, no porque fuera ella la que estaba probablemente en la habitación principal de Andy, sino porque Delta sabía con quien estuvo antes.

O quizá su roomie no fue honesto y en realidad le ocurrió algo más, eso la preocupo y alarmó, no sabía porque era así, pero la intriga la invadía.

—Ya veo, ¿pasó la noche aquí? —cuestionó sin querer sonar tan evidente.

—En realidad no o puede ser que si, llegó al apartamento cerca de las 5 de la mañana—se recargo por completo en la silla—, no la culpo ¿quien podría resistirse a mis encantos?—señaló todo su cuerpo.

Delta alzó la mano a la par que daba otro sorbo a su café:—Puedo decir con orgullo que soy esa persona.

El cruzó los brazos.

—Porque eres una niña, Delta. Y en verdad me alegra que no te gusten los hombres de 33 años.—terminó refiriéndose a su propia edad.

—No es que no me gusten los treintones—soltó de broma—, el problema es que no me gustas tu.

Escucharon pasos acercarse al desayunador.

—¡Oh, cariño! ¡Con que eras tu!—se acercó Annie a darle un ligero abrazo, como siempre Delta la sintió sincera, y agradecía que Annie siempre fuera tan demostrativa con ella, solo que en estos momentos Delta solo quería gritarle unas cuantas cosas.

Quizá era absurdo, ella sabía de que se trataba la dinámica entre un dominante y un sumiso, lejos de lo que podría creer la mayoría en realidad es el sumiso quien tienen las riendas del juego, si esa persona quiere que termine algo, se acaba y punto.

𝑮𝒐𝒍𝒅 𝑽𝒆𝒍𝒗𝒆𝒕 ~ 𝑩𝒂𝒏𝒈 𝑪𝒉𝒂𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora