❛ 𝗞𝗔𝗧𝗦𝗨𝗗𝗘𝗞𝗨 ❜
─ No hay lubricante, pero tenemos mantequilla.
Izuku no era gay, Katsuki tampoco; pero, de alguna u otra forma, siempre terminaban en situaciones de las que no podían escapar fácilmente sin que sus sexualidades salieran perjud...
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« 𝗔𝗶𝗿𝗲 𝗮𝗰𝗼𝗻𝗱𝗶𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗱𝗼 »
El verano en Shizuoka era soportable, por decir poco, ¿pero específicamente Musutafu? ¡Musutafu estaba a otro nivel! Cualquier clima en su pueblo natal era mejor que la ciudad. Izuku se habría derretido, metafóricamente hablando, de no ser por el aire acondicionado que, afortunadamente, el departamento tenía. Al menos así lo fue hasta que...
El clima se descompuso, ¡hace cuatro malditos días!
Pero, veamos el lado bueno de ello: Katsuki no había pasado la última semana en la residencia. Izuku estaba tan feliz por eso, sudoroso, pero feliz. Aunque, ciertamente, se preguntaba en dónde pasaba las noches el odioso de Bakugo. Una parte de él se sentía traicionada, ¿cómo era posible que el idiota pudiera estar durmiendo en, probablemente, casa de una de sus tantas amigas y él ahí todo pegajoso durmiendo en el suelo de la sala?
A decir verdad, Izuku no sabía si Bakugo estaba durmiendo en otro lugar. Pero, a saber por experiencia, era más seguro que estuviera en la habitación de alguna chica con tal de pasar una noche fresco y cómodo.
Izuku se golpeó mentalmente. Él estaba siendo un exagerado y estaba desquitándose con un Katsuki que no tenía ni la menor idea de lo que pasaba. Bakugo ni siquiera sabía que el aire se había descompuesto. Izuku se sintió como un niño chiflado al acusar al otro hombre que, tal vez, estaba en alguna actividad recreativa de la universidad. Si es que tomaba en cuenta que Katsuki pertenecía a varios clubes del campus.
Con un bufido, se levantó de su cama, agarró sus almohadas y de su pequeño clóset tomó las sábanas más delgadas que había. Pensó por unos segundos sobre quitarse la holgada camisa de tirantes y quedarse únicamente con su short corto, pero no lo hizo. Estar semidesnudo era incómodo incluso si no había nadie más que él. Optando mejor por quedarse como estaba, salió de su aposento y extendió las sábanas por el suelo de la sala de estar y colocó sus almohadas.
