Con unas hermosas palabras de amor y respeto, a todos los perros que amé que se los chupe un carnero.
Y si estas leyendo esto y es demasiado para ti, detente, abre una biblia, eres de piernas cerradas.
Pequeñas y grandiosas putas de periferia, si siguen aquí conmigo es que aman el mamarracheo tanto como una buena ración de...pero no seré tan vulgar, me comportaré como todo un señorito de bien, cristiano y de familia humilde, porque este capítulo es para ellos, todos y cada uno de los perros que rompieron mi pequeño y frágil corazón.
¡Pero que coño! No puedo hacer esto sin mi lenguaje de prostituta vulgar de barrio marginal.
Vamos a empezar.
Antes de hablar de perros con garrapatas hablemos de una perra con sarna, sí, mi gran mejor amiga de hace unos años, la rara especie de engendro, uno de esos con miles de personalidades para cada persona que conocía, alejada de este mundo, como Lady Gaga en Bad Romance, digamos que era más como la mesa camilla de videoclip, algo así. No soy de esa clase de persona que disfruta insultándola pero es una básica.
Amiga, si estás leyendo esto en cualquier parte del mundo donde estés, te deseo la mayor felicidad del mundo, pedazo de mierda putrefacta.
En realidad ella no es el objeto en discusión pero la ridícula estuvo enamorada perdida de mi primer crush, no era su otro mejor amigo gay, se trataba de un chico regular universitario que se prostituía con extranjeros por un futuro mejor, un pedazo de ser que medía un metro cuando mucho. Pero me pasó rápido aquella romántica experiencia, unos dos días y el hobbit había salido de mi corazón.
La personas piensan que soy un poco dramático y magnifico las cosas, pero en realidad no lo soy wey, soy un adolescente atrapado en el cuerpo de un veinteañero con necesidades emocionales y necesidad de atención todo el jodido tiempo. Antes no era así, fue mucho peor. Me enamoraba con la misma facilidad que una princesa de Disney inventando una canción. Puedo decir nombres y describirlos, a los muchos amores de mi vida que sin hacer nada, me rompían el corazón.
Las redes sociales son tan calientes, conocí a unos cuantos chicos, Adam, el abogado; Antonio, uno sin descripción que será muy importante más adelante (no se mucho sobre él, no recuerdo nada)
Entonces apareció Marco, el qué quedó dormido mientras le hacía un...¿Cómo decirlo para que no suene vulgar? ¨Un lameteo genital¨. Se quedó dormido el hijo de la grandísima puta.
También estaban Andrés, Iván, Ariel y mi gran primer perro amor, tú, Cristian, el chico que fumaba cigarrillos fuertes y al cual le dediqué una novela entera, maldito cabronazo.
Aquella noche fue inusual, estaba tan nervioso porque era mi primera cita, iba a conocer a Cristian, sabía que era alto, hablaba rudo, tenía secretos y me partía en dos como crayola de kínder. Era el hombre de mis sueños, ya ni siquiera soñaba que Zac Efron venía a visitarme en las noches, solo era Cristian y su magnifica manera de hablarme al oído. No teníamos muchas cosas en común pero me hacía sentir tan bien; yo era en aquel entonces un chiquillo de 18 años con muchas inseguridades esperando por el amor de alguien y Cristian parecía ser el señorito que podía darme todo el amor que merecía.
Y ahí estaba él, tan alto, rubio de ojos color miel y un cigarrillo fuerte en su boca. ¡Esa era mi clase de mierda! Me besó tan real que lo sentí en mis huesos y las piernas me temblaron por primera vez, y el pene también. Fue una vibración cósmica. Y mi mente gritaba: ¨Hazme tuyo ahí mismo¨ y pues no podía ser porque estábamos en medio de una avenida.
Cristian, el mismísimo perro con garrapata mayor que me hizo sentir tan bien.
Todo se volvió raro cuando de un momento a otro conocí a su ex y a la nueva pareja de su ex. Los cuatros terminamos sentados en la mesa de un café hablando sobre nuestras vidas y mentiras y yo pensando en qué momento la situación se había vuelto tan retorcida. Estoy haciendo ese rostro ahora mismo pero no me pueden ver.
Cristian observaba tanto a su ex, estaba furioso por verlo con otro, lo amaba en secreto -no tan en secreto-, se reía con rabia y yo allí, como una muñeca vacía tipo trofeo. Joder, que sexy debía estar para que me utilizara para darle celos a su ex. Es triste pero no, pedazo de monumento nacional era este testículo solitario.
Pero Cristian, en ese momento me torciste toda la vida, si ahora soy un adolescente, solo era un niño jugando a estar enamorado. Todo hubiese sido diferente si pensara como ahora, en lo monumentalmente destructor y sexy que debí haber sido para que me utilizaras de esa manera, en aquel momento, a pesar de que probé tu polla con mi boca, jugaste conmigo como un carrito de juguetes y no existía Olivia Rodrigo para llorar, bebé. Estuve llorando tanto tiempo y ni siquiera llegamos a tercera base. Mierda, era un jodido chiste virgen.
Nunca respondió mis mensajes y mis llamadas, y después de un tiempo descubrí que había vuelto con su ex, HIJO DE TU PUTA MADRE.
Sí, lloré, lo odié y escribí esa novela sobre una chica llamada Olivia que tenía el corazón roto y hacía canciones de ruptura y...mierda, YO INVENTÉ A OLIVIA RODRIGO.
A veces quisiera ir al pasado para decirme con voz angelical: No llores bebé.
Y después endemoniarme: LO PEOR ESTÁ POR VENIR.
Pero no todo fue mierda y porquería, el 2017 no fue tan devastador. Les hablé de Antonio pero no les conté que Antonio estuvo mucho antes de Cristian y que Antonio fue mi primer beso en un churroso bar de mala muerte.
Me sentía como Taylor Swift cuando no se pasaba la plancha y andaba como una andrajosa cantando canciones country. Sucedió una noche de marzo -creo-en aquel lugar al que llamaremos ¨Basurero¨ donde no había más calor porque no era posible otro grado más y donde había mucha gente que buscaba clientes que chicos en busca de diversión. Mi madre realmente no sabe que fui a esos lugares.
Antonio me besó tan fuerte que se detuvo el tiempo, polvos mágicos cayeron del techo y no era que la pintura se estaba descascarando, ERA POLVO MÁGICO COMO EL DE LAS PRINCESAS, estaba tan lúcido, no había tomado nada (tampoco había llevado dinero, era pobre)...y un líquido frío salpicaba sobre nosotros, y aunque piensen que soy un ligerito de calzones, también por mi cabeza pasó la frase: HAZME TUYO AQUÍ MISMO.
No sucedió, principalmente porque junto a nosotros y lanzando cerveza fría por todos lados, había una señora luchando libremente contra una trans porque la trans había mirado con lujuria al espanto de marido de la señora; y después de un: ese es mi marido, maricona, decidieron golpearse tanto que detuvieron mi momento mágico.
Y Antonio no me escribió más, pero no importaba, realmente no me importó, era como Taylor Swift, andrajosa y con un montón de chicos a los que escribirles canciones. Me enamoraba tan fácilmente y todo era mi culpa, por estúpido, básico, necesitado y por ser un jodido chico con daddy issues.
Puticas, esos no fueron todos los perros a los que amé, esta perrera tiene cuadras y todavía ni siquiera les he contado sobre lo desastrosa que fue mi primera vez, solo les digo que no hubo semen pero vamos a cambiar de capítulo, este es demasiado no vulgar.
XOXO PUTAS,
Un chico sin un testículo (espero que las señoras que me jodieron el primer beso estén como Britney Spears en el 2007, locas y calvas)
ESTÁS LEYENDO
Un chico sin un testículo
Fiksi RemajaUn chico sin un testículo recorre mediante monólogos internos un montón de situaciones raras de su jodida viva para entender por qué ocurren tantas desgracias y como solucionar un problema mayor: llegar a su vida adulta siendo un pedazo de porquería.