Capítulo Final

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¿Novia?

― ¿Qué clase de broma es esta? ―Pregunto irritado Wook, pero antes de que obtuviera respuesta la llamada se cortó― ¡Hey! ―Observo la pantalla y arrojo el móvil sobre la cama― ¿Novia? Yo no tengo novia. ¡Ash!

Sintiéndose un poco fastidiado se metió a la cama. Seguro aquella era una broma o una llamada de extorción, pero... no estaba de ánimos para seguirles el juego. Le pediría a Edmundo que se hiciera cargo de eso a primera hora.

― ¿Novia? ―Pregunto divertido Edmundo mientras intentaba descubrir algo sobre el número de dónde provenía aquella llamada.

―Si ―Respondió Wook encogiéndose de hombros.

―Mmm... ¿Acaso no nos has contado que tienes una chica? Pillo ―Él puso los ojos en blanco.

―Ya te dije que no tengo a nadie, esos chinos están locos... ―No pudo terminar la frase. "Chinos" "Novia".

― ¿Qué? ―Inquirió Edmundo al notar como su rostro se había congelado y perdido el color.

― ¡Mel! ¡Son los chinos!

― ¿Qué? ―Edmundo no entendía nada de lo que decía.

―Los chinos que dejaron libres. Son ellos y se refieren a Mel.

― ¿Estás seguro?

―No. Pero... la única chica con la que podrían haberme visto en estos días, es ella.

―Wook...

―Necesito sus datos... ―Salió directo a la oficina de su jefe. Si su pensamiento era correcto, esos tipos la tenían.

Antes de entrar a la oficina de su jefe, medito las cosas, no tenía tiempo para llamar y comprobar que la habían secuestrado. Había probabilidades de que fuera una trampa, pero sin importar tenía que salvarla.

Sin estar seguro de que obtuviera respuesta, se dispuso a marcarlo, pero justo la pantalla se ilumino.

―Diga.

―Han pasado más de 12 horas ―Dijo la voz― Si no vienes en una hora, te la enviaremos en una bolsa de plástico.

― ¿Dónde?

Su pelo cubría su vista. Estaba recostada de lado sobre el frio concreto, los pies y manos estaban atados y no tenía idea cuanto tiempo había transcurrido, pero tenía el cuerpo adormecido.

― ¡Hey! ―Una voz masculina golpeo su pie y ella intento apartarse― Despertaste ―Dijo tomándola del brazo y apoyándola contra la pared― ¿Quieres comer? ―Pregunto el hombre. De todos los tipos que había visto, era el único que era un poco amable. Negó. Tenía hambre, pero no confiaba en lo que le dieran.

Inocente ConfusiónWhere stories live. Discover now