Capítulo 2

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Mel deja escapar un suspiro frustrado mientras forcejea con las esposas, provocando que un dolor recorra sus muñecas. "Seguro dejara marcas" Piensa con angustia. Se supone que a esa hora debería estar en su casa y sus padres no saben nada de ello. Pero si las esposas la marcan, no podrá ocultarlo.

― ¿Podría quitarme esto? ―Pregunta. Wook la mira por el retrovisor y pone en blanco los ojos.

― ¿No se puede quedar tranquila? ―Pregunta exasperado, pues no ha dejado de protestar y el hecho de que el camaleón se haya escapado lo tiene nervioso. ¿Cómo va a explicarlo a sus superiores?

―Es que ¡duele! ―Se queja, pero de nuevo la ignora.

Wook detiene el auto justo frente a la entrada y se toma su tiempo supervisando el traslado del resto de los detenidos. Mel lo observa desde el auto como bajan a las mujeres que vio en el lugar. Ahora no le parecen tan divertidos sus vestuarios.  

―Fuera ―Le ordena Wook abriendo la puerta. Ella se remueve sobre el asiento y se impulsa con las caderas, su diminuta falda se levanta con el movimiento dejando ver su ropa interior. Wook se aclara la voz y finge no verla, pero sus ojos no pueden evitar seguirla.

― ¿Podrías ayudarme? ―Pregunta al notar como un par de policías la miran. Él gruñe protestando, pero la toma del brazo, haciéndola baja sin preocuparse por el hecho de que no puede moverse libremente―Duele ―Su falda no regresa a su sitio y ella no puede acomodarla― Mi falda ―Murmura mirándolo.

―Eres molesta ―Dice el acomodando su ropa― Ahora camina ―Avanza hasta llegar adentro del edificio, donde la deja sentada.

Todos gritan, discuten y protestan. Ella prefiere no moverse, como se lo han ordenado. No tiene idea que pasara, pero se sabe inocente, así que bastara con que explique lo que ha sucedido y ya.

―Señor ―Wook se acerca a su superior. El hombre se levanta y lo fulmina con la mirada.

― ¿En qué demonios estabas pensando? ―Le grita furioso.

―Señor...

―Ya supe que lo dejaste escapar. ¿Ahora qué demonios piensas hacer?

―Vera, es cierto que escapo ―Explica llevándose la mano a la nuca― Pero logre capturar a su querida.

― ¿Qué dijiste? ¿Estás seguro?

―Sí, es la mujer de las fotos.

―Llévala a la sala de interrogatorios ―Ordena.

―Enseguida ―Wook regresa hasta donde está. Mel está agotada y sus ojos se cierran― ¡Hey! ―La toma del brazo y hace ponerse de pie.

― ¿Qué? ¿Ya me dejaras ir?

―Ni en sueños. Vamos ―La conduce hasta una habitación con una mesa, dos sillas y un enorme espejo que cubre la pared del fondo. "Parece la escena de una película" piensa― Siéntate.

Inocente ConfusiónWhere stories live. Discover now