El trato

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Todos los años en mi colegio hacemos un viaje de final de curso, hay veces en las que dormimos en una habitación alargada llena de literas. Este año fue diferente, nos separaron por parejas y nos colocaron en diferentes habitaciones de un hotel.

Pero como no podía ser de otra manera, me tocó compartir habitación con el único chico que no soportaba, Miguel. Sabía que tendría que tener cuidado ya que tiene por hábito reírse de la gente y burlarse de la menor debilidad que muestra.

Yo estaba preparado para coexistir durante una semana. En el viaje de ida, hablaba con mis amigos, los cuales sentían pena por mi, pero les convencí de que estaría bien.

Al repartir las habitaciones, vi que teníamos una habitación considerablemente grande con un baño con una ducha muy bonita.

Antes de que nos asentáramos en la habitación, me di cuenta de que teníamos una cama matrimonial, y que tendríamos que dormir en la misma cama, en cuanto entro un par de minutos después que yo, le sujeté del brazo, mientras cerraba la puerta y le senté en la cama matrimonial.

- Esta semana es para descansar.- empecé a argumentar.- No estoy dispuesto a pasar una semana, enfadado contigo así que te ofrezco un trato, yo te haré masajes pero a cambio tú te comportarás bien conmigo.

-¿Y que si no lo cumplo?-responde.

-Que duermes en el suelo y no tendrás masajes.

Me miró pensativo, y bastante sorprendido, pero no tardó en aceptar.

Al ser un viaje de fin de curso organizado por el colegio, teníamos los descansos marcados, por la mañana teníamos una hora después de desayunar, después de la hora de la comida teníamos dos horas para "descansar". Por último teníamos una hora antes de cenar para ducharnos y después de cenar teníamos la opción de hacer actividades o irse a la cama, aunque como eran habitaciones nadie lo controlaba.

Al principio era un poco incómodo, sobretodo cuando me miraba expectante, pero en la noche del primer día empezamos coger confianza.

Se tumbó en nuestra cama matrimonial boca abajo sin camiseta y empecé a masajear su espalda, bastante bien formada, comencé a bajar pasando hasta llegar a su cadera y me dice:
-Creo que en esto estas ganando más tú que yo.
-Puede ser.-respondo sentándome en su culo.

Volví a subir mis manos disfrutando de cada centímetro de su espalda y me dirijo hacia sus brazos pasando por sus hombros, una vez masajeados estos cambio de estrategia. Decidí dar un paso más allá y masajear los límites de su espalda, básicamente empezar a masajear entre su brazo y su cuerpo y empezar a descender hasta tocar pezón y pectorales, y fui bajando en esa línea hasta la cadera, notando sus abdominales por el camino. Sería mentir si dijera que no me puso cachondo eso, pero volví a su espalda hasta que noté que se había dormido, así que le giré, le quité los pantalones, quedándose en bóxers, y le coloqué en su lado de la cama, colocarle hizo que su aroma me rodeara, nunca antes hubiera pensado que podría pasarme algo así con él.

Al siguiente día me desperté una caricia en el pelo, para mi sorpresa era Miguel, que cariñosamente me despertó, y me agradeció el masaje de anoche, y yo le dije que el placer era mío, pero también le recordé que no quería que nadie supiera lo de los masajes y con una sonrisa en la cara sonrío, asintió y se bajó a desayunar.

El día transcurrió con normalidad, pero hoy tocaba hacer una excursión a la sierra, de manera que no tuvimos descansos, para compensar dejaron un par de horas más antes de cenar.

En cuanto llegamos a la habitación le dije que se duchara primero a Miguel, y me tumbé en la cama destrozado por la caminata del día de hoy. Espero para ducharme diez, quince minutos hasta que llamo a la puerta, al escuchar adelante paso, se estaba secando y estaba completamente desnudo, tenia una V perfecta y tenía un pene bastante grande, su pelo mojado parecía rizado y no podía faltar sus abdominales mojados.

-¿Te gusta lo que ves?-me pregunta.
Le miró de arriba a abajo, sonrio y empiezo a quitarme la ropa a un palmo de su cara y hago la misma pregunta.
-¿Te gusta lo que ves?
Sonriendo me coge del cuello con una mano cariñosamente y me dice:
-Ahora te veo.

Tras esto me duché y nos bajamos a cenar pronto para evitar coincidir con mucha gente, ya que podía llegar a ser agobiante, al cenar subimos de nuevo a la habitación.

Cuando me giré, tras cerrar la puerta ví que se tumbó en la cama y se quitó la camiseta, una vez boca abajo me siento en su culo comienzo a masajear, pero esta vez con más empeño en sus laterales. Tras llevar cinco minutos, me pregunta que si puedo masajearle las piernas, ya que estaban cargadas y sin decir nada levanto su cadera y le desabrocho el pantalón y al comenzar a bajar el pantalón noto un bulto por debajo del bóxer. Sin darle importancia continúo con el masaje por las piernas y llegado un punto comienzo a quitarle el bóxer por detrás, ya que seguía bocabajo. Pero me detiene Miguel y le digo al oído:
-Ya nos conocemos sin ropa, ¿no te pondrás tímido ahora no?
Y sin decir nada me deja continuar quitándole el bóxer, comienzo a masajear sus cuádriceps, y poco a poco voy subiendo hasta sus nalgas, las cuales tenían una forma sorprendente redondas y suaves. Las comencé a masajear sin resistencia alguna y empecé a masajear entre las piernas sin llegar a alcanzar el pene ni los huevos,volví a sentarme en sus nalgas y masajee su espalda hasta que le pedí que se girara.

Sin levantarme siquiera se giró mostrando su abdomen y su pene un poco empalmado, empecé por el abdomen. Fui bajando hasta masajear su cadera, hasta que me topé con su pene, me incliné hacia su cara y le ofrecí:
-Te puedo ayudar con esto.-mientras le agarraba el pene.- ¿Si quieres?- añado.

Como respuesta recibí un beso en los labios, que lo interpreté como una señal de aprobación y descendí hasta su pene. Hice un gran esfuerzo por meterla entera, pero era demasiado grande, aún así empecé a subir y bajar mi cabeza guiada por la mano de Miguel, tras varios minutos saboreandole me paró y me levantó mientras que me besaba apasionadamente y me quitaba la ropa. Antes de darme cuenta tenía a Miguel, con ganas de mí, metiendo una gran parte de mi pene en su boca y mirándome con deseo. Unos segundo antes de correrme le paró y le digo que se ponga en posición de perrito, pensaba que se negaría, pero lo hizo rápido como si estuviera desesperado. Coloco un poco de crema en su ano y comienzo a metérsela toda, al principio se quejaba, pero enseguida se acostumbró y ya no se le escuchaba protestar, si no disfrutar.

Antes de corrernos cambiamos de posición y ahora es el quién está encima mío saltando y gimiendo, para evitar ser escuchados le acerco a mi y le beso para reprimir sus gritos de placer. Al poco tiempo noto como su cuerpo se tensa a la par que el mío, acabábamos de terminar, el encima mío y yo dentro suyo.

Pero estábamos tan agusto que no se quitó de encima mío hasta media hora después, cuando me dijo:
- Ven a la ducha ahora me toca a mi.-agarrándome de la mano.

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NOTA DEL AUTOR:
Hola, soy yo de nuevo. ¿Que opináis de esta historia, como dato curioso, ESTA BASADA EN HECHOS REALES, pero con los nombres alterados por respeto a la privacidad.

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