La cita perfecta

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Llevo varios meses hablando con un chico, y decidimos quedar tras mucho tiempo de hablar, nos era difícil quedar debido a que vivíamos en diferentes provincias. Pero aprovechando un viaje que iba a hacer a mi ciudad quedamos a cenar.

Llegue a la habitación del hotel para recogerlo y apenas estaba listo, teníamos que darnos prisa.
Se le había retrasado el tren y acababa de entrar en la habitación, de manera que le ayudé a elegir la ropa que se iba a poner, pero antes comprobé cómo estaba. Y puedo decir que no decepcionó, su miembro aunque no erecto era de tamaño considerable, su abdomen era perfecto, luciendo unos abdominales que parecían estar entrenados. Le pasé lo pantalones y empezó a ponérselos, esta acción, a la hora de llegar a su culo, hizo que se quedara atascado y resaltara.

Tras deleitarme un poco, terminé de abrocharle la camisa pasando antes la mano por su torso y le besé.

-Nos vamos.-dije tras besarle, le cogí de la mano y le arrastré fuera de la habitación.

Yendo en dirección al restaurante, hablamos de todo, ya habíamos estado hablando mucho más tiempo de manera que no era nada incómodo. Yo situaba mi brazo sobre su hombro y el alrededor de mi cadera. Pronto llegamos al restaurante, y nos sentamos en un lugar tranquilo.

La cena continuó tranquilamente, comimos muy bien y no tuvimos interrupciones de ningún tipo. Me invitó a la cena, cosa que me sorprendió ya que yo le había enseñado el restaurante, pero se fue al "baño" y casualmente pagó.
De manera que le dije que a la próxima invitaba yo, así garantizaba una segunda cita.

Tras tomarnos el postre nos volvimos al hotel, pero de camino la conversación fue escalando. A calentarse poco a poco, hablando primero del gimnasio y escalando a tocar "los resultados", discretamente ya que estábamos en la calle. Según nos metimos en el ascensor del hotel los toques empezaron a ser más indiscretos, al no haber gente las manos empezaron a palpar el cuerpo de cada uno. Y al llegar a nuestra planta corrimos con la camisa a medio desabrochar hacia nuestra habitación.

Entramos y me empujo a la cama, con una sorprendente fuerza para su altura. Me quedé posicionado boca arriba, observando como se terminaba de desabrochar la camisa mientras que se acercaba a mi lentamente. En cuanto se la quitó empezó a gatear por la cama hasta sentarse encima de mi pene, cubierto, mejor dicho retenido, por el pantalón.

Me ayudó a quitar la camisa entre besos torpes, y una vez liberado, pase mi mano por su espalda, lentamente, produciéndole pequeños escalofríos. Él pasaba su mano por mi abdomen, tocando mis pectorales y mandando a mi espalda.

Le coloqué las piernas, una a cada lado, y le giré de manera que yo quedé sentado encima suyo, con mis manos en sus abdominales. Estas bajaron poco a poco para acariciar sus abdominales y con intención de desabrochar sus pantalones. De alguna manera consiguió quitarme el pantalón dejándome con unos finos calzoncillos y una gran erección escondida. Conseguí desabrochar el pantalón, pero en vez de quitárselo metí la mano entre su pantalón y sus calzoncillos, tentándole, tocando pero sin contacto piel con piel.

Hasta que le quité los calzoncillos y salió disparado su pene, que ya no aguantaba estar detrás la goma de estos. Podía verle completamente desde arriba, sus ojos mirándome expectantes, su boca deseosa, sus manos inquietas manoseando todo lo posible, sus abdominales tenían escalofríos cada vez que le acariciaba el abdomen y el pene, y por último este, que estaba deseoso de todo lo que se presentara, y en ese momento era mi mano.

Me incline a besarle, no había terminado de inclinarme cuando se incorporó a besarme, y me volvió a girar dejando mi pene en su entrada. Me dejó de besar por un momento para decirme:
-Todavía no.

Entonces me agarró el rabo y me lo empezó a masturbar mientras que me besaba, de repente sin previo aviso, junta nuestros penes y comienza a masturbar ambos penes. Nunca había sentido algo así, ambos sentíamos placer, íbamos compaginados y estábamos completamente alineados sus huevos rebotaban encima de los míos, nuestros troncos subían y bajaban a la vez y nuestros glandes chocaban cada vez que se producía algún movimiento haciendo que nos pusiéramos mas calientes.

Una cosa que me gustó de esta posición es la libertad de manos que tenía, mientras que él nos masturbaba a los dos, comencé con mis manos libres a masajear y a acariciar su culo y ano estimulándolos y haciendo que se dilate. Era fácil dilatarle y fácilmente llegue a introducir tres dedos. Cuando decidí que ya era la hora, esta vez la ayude a colocarse encima de mi glande y le introduje la cabeza. El resto fue entrando poco a poco y rápidamente empezó a pegar pequeños saltos entre gemidos de placer. Esta vez podía sentirle completamente, su abdomen, su pene golpeando mi tripa y su cara con ojos desorbitados.
Rápidamente se corrió llenando mi abdomen y pecho de lefa, mientras que a mi todavía me quedaba y seguía atravesando su ano sin piedad pero mis labios decían lo contrario.

Tras un par de minutos empecé a notar como mis extremidades se empezaban a retorcer marcando la corrida dentro de su culo, que aunque habiendo sido avisado, quería "llegar hasta el final". Y así fue acabe utilizándole como recipiente donde almacenar mi leche.

Tras corrernos, el la segunda vez y yo la primera, cayó rendido encima mío y así estuvimos hasta la mañana siguiente.
Algo me dice que habrá una segunda cita.

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⏰ Última actualización: Dec 27, 2022 ⏰

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