Capitulo O4

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Guardar, esconder, aventar y ordenar, y otra vez. Era la misma rutina de todos los días.

Eran las nueve de la mañana del sábado, el restaurante tenía que estar limpio antes de que llegarán los clientes así que tuvo que recoger las botellas de soju que había dejado su padre antes de dormir.

Iba y venía con cajas de botellas nuevas, guardaba las compras y sacaba ingredientes para que empezaran a cocinar.

Su madre se encargaba de la comida y aunque no era tan rápida como antes su sazón jamás cambio, por lo que mantenía a los clientes aún después de su descanso de casi 3 meses. Su padre por su parte era el encargado del abastecimiento pero al estar ebrio la mayor parte del tiempo se volvió su papel, ya no solo limpiaba, ahora tenía que asumir el trabajo de su padre y el de su hermano al ser mesero en las noches.

El restaurante bar de comida coreana Minji era un negocio familiar, uno de los mejores de la zona. Un lugar que estaba corriendo listo para expandirse hasta que tuvo que parar al haber perdido un hijo que era querido por todo el vecindario.

Los hermanos Park eran el orgullo de la comunidad y de su familia al haber sido aceptados en el Instituto Nacional de Amsterdam, una escuela a la que poca gente de su estatus entraba. Sus padres no podían dejar de presumir estaban llenos de vida alegres de trabajar tan duro para sus hijos y esperando el día en que heredarán el negocio que los cuatro ayudaron a construir.

Pero quizás ese día jamás llegaría. Cuando los Park recibieron la noticia de que su hijo había desaparecido su mundo se vino abajo.

La policía decía que lo estaban buscando, decía que lo encontrarían pero no fue así, tuvo que pasar un año sin respuestas solo para recibir un ataúd vacío por qué ni el cuerpo pudo ser encontrado. La fiscalía cerró el caso con un simple suicidio colectivo, gente de la prensa estaba encima con notas amarillista y llenándose los bolsillos con morbo.

Y si no era suficiente; las deudas y facturas habían llegado a inundar su hogar, su padre no tuvo de otra más que pedir ayuda a un viejo amigo, uno que era amable y comprensivo pero también peligroso. Pero de esa forma ya no tenían a nadie acosandolos hasta por tirar la basura. El restaurante tuvo que cerrar por un periodo de tiempo y hasta hace poco que volvieron a abrir pues había deudas que pagar.

Su padre se digno aparecer después de casi una hora, tenía resaca pero ya no apestaba alcohol, saludo a su madre y a él. Le entrego los utensilios de limpieza su turno mañanero terminó, tenía cosas que hacer y ya iba tarde.

Subió a su habitación y guardo lo necesario en la mochila, doble muda de ropa y doble almuerzo, mejor ir prevenidos. Se vistió informal pero siempre llevando su saco para que lo dejarán pasar.

Bajo rápido y se despidió incluso del padrino de su padre, "el tio Nodt", que recién llegaba para desayunar. Encendió su teléfono y la bandeja de mensajes no dejaba de sonar, era el grupo de teatro quejándose de todo y nada y las amenazas estúpidas del bully. Silencio todos los mensajes sin ganas de responder a nadie, quería llevar su camino tranquilo.

Las mañanas podían ser lindas, claro si no tenías que toparte con reporteros cada que salía de su barrio pero al parecer la persona que quería evitar era nada menos que un oficial. Que carajos.

-¿Eres Park Jisung?. Mucho gusto soy el detective Kang Taeho estaba a cargo del caso de los siete del Instituto Amsterdam.

Le asustaba, le ponía nervioso tener que hablar con gente que no conocía en especial los adultos.

-P-pensé que ya habían cerrado el caso

-en realidad es una investigación distinta pero que está relacionado. ¿Están tus padres?

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⏰ Última actualización: Sep 26, 2022 ⏰

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