Capítulo I

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Levanté la cabeza un poco de la almohada, eran las 8:03 de el sábado 1 de septiembre. No puede ser, ya era septiembre no había hecho los trabajos de vacaciones. Mamá siempre me está recordando que los tengo que hacer, pero, no tengo la culpa de que los libros que nos tenemos que leer sean un aburrimiento total.

- ¡Apaga el despertador Kate! - chillo Pol

Pol, mi hermano más mayor, tiene 24 años. Papá y mamá dicen que es un completo inútil, que no consigue sacarse la carrera y que vive con nosotros. Pero para mí, es el chico más cariñoso que pueda existir, vale que lo han expulsado unas cuantas veces y que nunca hace los deberes, pero, nadie es perfecto, ¿no?

Me levanté un poco, y le di un manotazo al despertador, tirando unas cuantas fotos y un vaso de agua que mojó unos papeles esparcidos por el suelo.

Estirada en la cama observo el desastre, sé que cuanto más tarde en limpiarlo peor, pero estoy de vacaciones, solo me quedan 12 días de vacaciones y no las iba a desperdiciar limpiando.

Me levanté con los ojos todavía cerrados y me dirigí al baño, pero, o no, Pau no está en su habitación y la puerta del baño estaba cerrada.

La última vez que me duché después de él salí más sucia de lo que había entrado, lo que me sorprende porque casi nunca lo veo ducharse. Quería batir el récord de no ducharse.

Mamá decía que tenemos que apoyarlo para que consiga lo que él quiera, pero creo, que piensa que es mejor que no se duche a que se emborrache como sus amigos.

¿Cómo puede ser que un chico de 16 años huela tan mal como si no se hubiera duchado en 40 años?

No podía permitir que se me colase esa mañana, para eso me había despertado pronto un sábado y además en vacaciones.

Aporree la puerta para asegurar la tragedia.

-¡Ocupado!- grita la voz ronca de Pau desde dentro. Apoyo la espalda en la pared y me deslizo hacia el suelo.

Por mi cabeza solo pasaban imágenes de uñas cortadas esparcidas por la pica, la ducha con chorretones de suciedad... ¡Seguro que usaba mi toalla!

Necesitaba algo con que distraerme, miré a mi alrededor, pero es todo igual, ni un cambio.

Un pasillo largo que en un extremo tenía las escaleras y en el otro el baño y a cada lado 3 habitaciones.

En el lado de la izquierda están las habitaciones de papá y mamá, la de Pau (está en este lado porque no podemos aguantar más de 3 minutos sin respirar) y la habitación desastre, básicamente todo lo que debería ir al trastero pero no cabe o nos da pereza bajar, acaba allí.

Y a la derecha la habitación de Iker, la de Pau y finalmente la que estaba más hacia la escalera, la mía.

Las de este lado están todas abiertas; se ve mi cama y mi mejunje de agua y papel, en la siguiente habitación se ve a Pol tumbado boca arriba en una cama demasiado pequeña, y en la que me queda más cerca a Iker escribiendo en el ordenador.

Iker es el hermano friki, todo lo relacionado con informática, ciencia y matemáticas es para él.

A sus 19 años se estaba sacando la carrera de matemáticas y es un pequeño Einstein que había ganado más medallas en concursos matemáticos que Pol en concursos de fuerza, y esos son muchos.

-Ya estoy- dice la voz de Pau sacándome de mis pensamientos, pero algo no cuadra, huele igual o peor que ayer.

-Si no te has duchado que estabas haciendo, no calla, no quiero saberlo.

-Tranquila hermanita, me estaba cortando las uñas, no te importa que haya usado tus tijeras ¿verdad?- dice mientras me enseña mis preciosas tijeras llenas de pelos, uñas y pelotillas de los pies.

¡No! qué asco, me dan arcadas, no por favor, que sea una pesadilla.

Me levanto corriendo y me encierro en el baño, me ducho, me peino y... ya estoy lista me envuelvo bien en la toalla y salgo disparada hacia mi habitación.

Estuve unos 15 minutos para escoger algún modelito, al final me decanto hacia un mono color verde musgo, muy fresquito, para aguantar la temperatura de verano, al acabar me miro al espejo.

Aún tenía el pelo mojado, pero se comienza a rizar por todas partes, en rizos casi negros con formas desiguales, mis ojos de un color muy oscuro y grandes no se quieren acabar de abrir del todo, en mi nariz reposan unas pocas pecas que le dan color a mi piel completamente blanca, y mis labios forman un pequeño hoyuelo en la mejilla izquierda.

Perfecta, lista, pero no me apetecía bajar a desayunar, aún no. Me dirigí a la habitación de Pau y me asomé un poco. Está durmiendo boca abajo, sin pensármelo ni un segundo eché a correr y salté encima de él.

-¡Vaaa despiertaaa! Ha sucedido una tragedia, adivina quién me ha cogido mis tijeras.

-Umm- dice todavía dormido.

-Pau, nada más ni nada menos que el cerdito de la familia- Pol soltó una pequeña risa que es apagada con la almohada- tengo una idea ¿Y si llenamos globos de agua y se los tiramos?

-O mejor-digo girándose y tirándome de la cama-un cubo de agua

-Siii

Pol me mira con aprobación, siempre ha tenido miedo de que me vuelva una friki porque me gusta leer y no tengo ningún problema con los estudios, sino al contrario, pero nunca jamás de los jamases dejaría de hacer alguna broma por leer o estudiar.

-¿Qué te parece si salimos por la puerta de atrás y vamos a desayunar un helado?

-Yo ya estoy vestida.

-Ves a cogerle dinero a mamá y que no te vea

-Lo sé, no soy una niña pequeña- en respuesta, me sacó la lengua divertido.

Kate WilliamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora