veinticuatro

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Camila suspiró y llevó su mano derecha a su cabeza al mismo tiempo que cerraba los ojos y hacía una mueca de dolor, su cabeza estaba pulsando y se sentía como tortura, por lo que después de apagar su alarma y quedarse tres minutos con la mente en blanco, decidió pararse de la cama y tomar agua, pensando que así se pasaría su dolor de cabeza. No quería tomar una pastilla pues tenía el estómago vacío.
Quizás después de desayunar lo haría si su cabeza aún dolía de manera insoportable.

Se cambió y acto seguido tomó su mochila para irse, no sin antes despedirse de su madre y su padre con un beso en la mejilla al que su madre siempre respondía con un "Dios te cuide, mija".

Durante su recorrido iba observando el cielo, Camila amaba el cielo, las nubes, el olor de las nubes, todo de el. Todo lo que Lauren Jauregui le había enseñado. La mañana estaba fresca y el sol calentaba su piel, más no la quemaba. Se sentía maravillosamente bien, como si el día fuera a ser así de bueno hasta que tuviera que ir a dormir nuevamente.

«Oh, ¿me extrañas, no es así?»

¿Qué?

La morena llevó su mano a su cabeza rápidamente mientras sus ojos buscaban una persona a su alrededor, sin tener éxito.

-¡Camz!-la chica pálida le saludó a lo lejos, acercándose a su novia con una sonrisa enorme.

Cabello se alegró de verla y le sonrió de la misma manera, notando como su dolor de cabeza aumentaba y la hacía cerrar los ojos con fuerza, Lauren la miró preocupada y se arrimó con suavidad a ella; colocando una mano en su espalda y otra en su pecho para preguntar en voz baja un pequeño: ¿Te sientes bien, qué pasa? y que su novia negase con la cabeza y dijera un:

-Estoy bien, no te preocupes.

-¿Segura, no te mareaste?-sus ojos verdes mostraban preocupación sincera.

Los ojos de Camila no mostraban nada.

-Segura-le afirmó y suspiró, ciertamente esta no era la primera vez que esto le pasaba, pero creyó que ya habían parado hace mucho tiempo y que no tendría porqué preocuparse por eso.

Arrugó su nariz y entrelazó su brazo con el de su novia, mientras su cabeza hacía un ruido horrible lleno de preguntas a las que no tenía respuesta, al menos no todavía. No se dio cuenta en qué momento su novia se libró de su agarre para cortar una pequeña flor violeta-azulada y extenderla hacia ella con una sonrisa.

-Para ti.-le sonrió aún más, con sus ojos verde bebé brillando y achinándose en el acto.

Camila recibió con cuidado la pequeña florecilla olvidando por completo el ruido y el dolor insoportable que sentía dentro de ella, para sonreírle a la hermosa chica pelinegra y agradecerle en voz baja por su gesto lindo. Jauregui se acercó a su rostro para depositar un besito en su mejilla.

-Te amo, Camila. Estoy aquí para ti-verde y chocolate se encontraron-, siempre.

«Ya lo veremos»

Yo te creo, Lolo.

Camila abrazó con fuerza a Lauren, se siente tan afortunada de que esa chica sea su novia, de verdad, muy afortunada.

-¡Te amo, te amo, te amo!-exclamaba la morena haciendo reír al ángel que había capturado su corazón, quien también le decía que la amaba en risas.

Rompieron su abrazo y Jauregui tocó la frente de su novia con delicadeza, verificando algo.

-Estás calientita, ¿no te duele la cabeza?

-De hecho sí, pero no pasa nada, cuando desayune desaparecerá.-le dio una sonrisa suave a la ojiverde, lo último que quería era preocuparla.

Lauren asintió algo desconfiada, no era que no quisiera creerle a su novia, pero por el gesto que había hecho unos minutos atrás, diría que de verdad le duele horrible. Sin embargo, tomó la mano de su novia y la jaló a un pequeño callejón en donde no pudieran verlas para desplegar sus alas y volar con ella en brazos. El aire fresco chocaba en sus caras y las hacía inhalar hondo y con calma.

Camila amaba que Lauren la hiciera volar, mientras que Lauren amaba todo lo que Camila la hacía sentir.

Por un segundo creyeron haber hecho mucho ruido cuando la pálida soltó un comentario bobo y la morena rio fuertemente con eso, haciéndola reír también; pero ese dolor insoportable regresó y Cabello soltó un quejido de dolor, cosa que la pelinegra claramente escuchó y decidió parar a descansar en un nubarrón muy esponjoso.

La de ojos achocolatados comenzó a llorar debido a lo horrible que se sentía y su novia se preocupó aún más.

-Hey, amor-habló con un tono aterciopelado, acariciando su espalda-¿te sientes demasiado mal, quieres volver a casa?

Camila negó, porque Camila Cabello nunca falta a clases, Camila Cabello tiene asistencia perfecta.

Lauren no sabía qué decir, así que solo depositó con mucho cuidado un beso en la frente de su humana favorita y, en segundos, el cuerpo de su novia se aflojó.

Camila se había desmayado.





Disculpen si hay faltas ortográficas, espero disfruten de estas 802 palabras, poco, pero más que en el anterior.

Comenten y voten, que eso me da ánimo de seguir con la historia. Los tqm.

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