𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑

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𝙲𝚘𝚗𝚜𝚎𝚌𝚞𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊𝚜

___ 𝙳𝚊𝚟𝚒𝚜

Había terminado mi turno en la escuela, así que asistí a la reunión que solicitó Erwin solamente para Levi, Hange y yo.

Los dos hombres y yo ya estábamos a espera de Hange, quien aún no llegaba a la reunión que justamente era para hablar con ella.

El silencio ya me incomodó.

—¿Puedes llamar a Hange? —pregunté a Erwin y él sacó su teléfono.

—Hace cinco minutos la llamé y no contestó —dijo y apreté mi falda—. Te juro por esta que le bajaré su paga.

—Por más que lo hagas ella encontrará una manera de manipularte y tener su paga, así que olvídalo, Erwin. —habló Levi.

Ni que entre por esa puerta porque yo misma le daré un buen golpe por pensar en semejante estupidez al pasarlos a la segunda ronda.

¡Y Dios me escuchó!

—¡Perdón por llegar tarde! —Entró rápidamente y cerró la puerta a sus espaldas. Estaba desarreglada.

—Súper tarde y que Dios te perdone. —solté y ella me miró triste. Caminó hasta el sofá frente a nosotros y se sentó.

—¿Para qué nos llamaste? —pregunta mientras acomoda su camisa.

—¿¡Ahora sí te-!? —Me levanté con enojo total para ir hacia ella, pero Levi me detuvo, tomándome de los hombros.

—Aquí quien la golpea soy yo, no tienes por qué poner en peligro tu trabajo. —agregó lo suficientemente alto como para que ella escuche.

Tomo asiento y bufo. En la mierda en la que nos metes, Hange.

—Estamos los tres aquí porque somos los únicos que te conocemos bien y podemos detenerte —agrega Erwin. Ahora Hange agacha la cabeza y suspira—. Sabes que es ridículo que unos niños que solo quieren jugar pasen a la tercera ronda.

—¡Ridículo es que no le den la oportunidad a unos mocosos que no van a lograr pasar a la tercera ronda! —exclama mientras se pone de pie—. ¿Qué oportunidad les va a dar el gobierno si crean una abominación? ¿Eh?

—¡Pues lastimosamente el gobierno es una mierda que usará eso a su beneficio y hará que compren los kits para salvarnos al igual que las malditas vacunas! ¿¡Crees que eso se les puede explicar a los niños y que se lo tomen en serio!? —respondí también levantándome bruscamente del asiento.

Las manos de mi amigo intentaron que me vuelva a sentar— ___, tranquila.

—¡No, Levi! —me suelto de su agarre y camino con pasos furiosos hacia Hange hasta quedar frente a ella. Alzo un dedo, apuntándole—. ¿¡En qué carajos pensabas!? ¡Esto no es un maldito juego, Hange, es la puta vida real! —Ella cae sentada en el sofá—. ¡Aquí aparece una epidemia que luego se vuelve pandemia y toda la humanidad se extingue en un cincuenta por ciento!

Erwin me tomó con ambos brazos y me detuvo.

—¡Suéltame, Erwin! —Forcejeo. Él no me suelta.

—¡Ya es suficiente, ___! —Alzó la voz y me soltó—. Es cierto, cometió un error, ¿pero quién no?

Masajeo mi entrecejo, tratando de asimilar el comentario de Erwin.

—¿La estás defendiendo? —pregunto impactada y desconcertada, a punto de ir y gritarle sus verdades a la castaña.

—Solo trato de calmarte, pero veo que no funcionó. —Alzó los hombros y veo que ella está tensa. No todos los días tu mejor amiga te grita y no porque no superes a tu ex.

DEATH AT SCHOOL | SnK Donde viven las historias. Descúbrelo ahora