Inhaló y suspiro colocando su vaso de jugo en la mesa, la chica se encontraba en su casa completamente cansada luego de llegar de su trabajo, sintió en sus piernas el suave pelaje de su gata ronroneando le, la cargo y coloco encima de sus piernas dándole cariños, en esos momentos necesitaba algo de afecto y su gata era su mejor compañía.
—Momo, mi linda minina, extrañaste a mami ¿No es así? Comamos juntas la cena, mamí llegó muy cansada hoy–arrullo a la dulce felina mientras le daba besos, se levantó dejando a la gata en la silla mientras buscaba la comida de la felina y su plato.
Coloco el plato pequeño en la mesa y sirvió la comida de Momo en su plato, la gata salto a la mesa quedando al frente de su mamá comiendo junto con ella. La mujer sonrió comiendo su cena, no le gustaba comer comida rápida o ya lista para calentar en el microondas, pero el trabajo le ha estado exigiendo horas extra por el cuidado del las flores y los preparativos para los arreglos, no tenía de otra que optar por esa comida.
Estaban comenzando a contratar más empleados con experiencia y ella debía guiarlos como su superior, se alegraba que sepan lo que hacían en el cuidado de las plantas y no sean novatos para mí darle más trabajo del que ya tenía. Ya ha sido dos meses desde que se cerró el trato con aquel hombre que no ha vuelto a ver, se veía que estaban llendo poco a poco con las remodelaciones y la expansión, pero mientras esperaba su ascenso, prefería seguir con su trabajo.
—Pronto saldremos de aquí Momo, de este pequeño departamento, estaremos en uno mejor y que no esté en una zona peligrosa, este fue un golpe de suerte, espero que todo fluya por buenas mareas.
Le dijo a la felina mientras sonreía y terminaba su cena, se estiró para lavar sus trates y preparase para ir a dormir, mañana era otro dia de trabajo.
Los dias transcurrieron con constante trabajo de por medio, aveces llevaba a su gata al trabajo para que no pasará el día sola en el departamento o le pasase algo en su ausencia, su trabajo le exigía mucho más de lo que pensaba y más con los pedidos a parte del gran pedido de aquel hombre.
Se estiró con notable cansancio sentándose un momento en el trabajo al lado de un estante de macetas, Momo se montó en sus piernas para hacerle compañía en su pequeño momento de descanso, acarició a la felina sonriéndole con dulzura.
—Mademoiselle, creo que no debería estar de descanso en horas laborales– se escuchó la voz con un acento francés marcado haciendo alzar la vista a la pelirosa.
—Oh! Buenas tardes señor Chasseur, que placer tenerlo por aquí– saludo con educación la florista cargando a su gata.
—Bonsoir para usted también Mademoiselle, creo que hay libertades en traer mascotas en horas laborales– dijo juguetón al ver a la gata blanca en los brazos de la florista con intención de acariciarla.
La chica se preocupó al ver como quería acariciar a su gata ya que está comenzó a gruñir al hombre, apartó con gentileza a Momo de la mano del hombre para que no pasará a mayores.
—Lo siento, generalmente no le gustan los extraños y tiende a gruñirle si los ve, no le gusta que la toquen a excepción de mí o alguien conocido– explico con pena al hombre, el señor sonrió comprensivo bajando su mano.
—Emtendible, obéissance aveugle su gata debe ser muy fiel a usted– dijo sonriéndole con amabilidad.
—Jeje, la considero como mi hija ¿Que lo trae por aquí señor Chasseur?
—Queria saber cómo esta llendo mi gran pedido.
—Oh! Claro, venga conmigo le enseñare como las flores están siendo bien cuidadas para los adornos– dijo la chica bajando a su gata mientras guiaba a dentro del local al hombre.
La gata se fue al mostrador dirigiéndose a la ventana donde estaba una cama para ella y un cartelito para los clientes que vayan a la caja que dice "cuidado con el gato", se acomodó ahí para esperar a su mamá mientras veía por la ventana, la gata cerro por un momento sus ojos hasta que los abrió al sentir que no le pegaba la luz del sol, vio como alguien cubría la luz comenzando a gruñirle y sisearle, al ver como la persona no reaccionaba, bajo para salir de la tienda sin que se den cuenta los otros dos empleados.
Comenzó a sisear a la persona parada en frente de la tienda, el sujeto volteó hacia los lados sin saber hasta qué bajo la mirada, la gata quedó atenta al ver al sujeto, maullo al sujeto quien sonrió al percarse de la gata y la cargó acariciándola.
—Hola, que bonito gatito eres tan suave y estás pesado y gordito, debes tener un dueño no?– comenzó a hablarle con dulzura mientras buscaba su collar y pasando la yema de sus dedos por la placa– "Momo" ¿Ese es tu nombre, Momo?– al escuchar el maullido sonrió dándole un beso en su cabeza y abrazándola mientras la gata ronroneaba.
Se escuchó un "Cuack" de un juguete, el sujeto y la gata voltearon hacia el sonido y al ver a su amigo dejo a la gata en el suelo y terminando de acariciarla con cariño.
—Adios Momo, fue lindo conocerte– fue lo último que dijo despidiéndose y caminando con su amigo alejándose del local.
La gata maullo con intenciones de seguirle, camino unos pasos hacia adelante viendo como la persona se perdía de su vista. Maullo de sorpresa al sentir como la cargaban.
—Momo! Que haces aquí afuera? Vamos adentro antes de que La señorita Parnell se de cuenta de que no estás– dijo la empleada de la tienda entró con la gata y dejándola en su cama donde se quedaba a esperar a la pelirosa.
La gata le gruñó ya en su cama acomodandose para acostarse. La chica la siguió explicándole por el corto trayecto cómo iban sus preparativos de a poco, guío al hombre a volver al frente de la tienda nuevamente.
—Me alegra que todo vaya bien y como yo esperaba, solo venía a verificar el estado de mi pedido, y saber cómo está la agradable Mademoiselle– comento el hombre dándole una leve inclinación a la chica por respeto.
—Ah me alegra mucho que nuestros servicios sean de su agrado señor Chasseur, seguiremos trabajando en sus flores y su jardín para satisfacer a nuestro cliente número uno– contesto con total amabilidad y dedicación, como si fuese un lema de la tienda a los clientes, al hombre.
Lo acompañó a la salida despidiéndose ahí nuevamente de él, la chica se volteó y suspiro de alivio, volviéndose a sentar donde había estado hace rato con su gato antes de que llegara el hombre, se preguntaba qué tipo de empresario era aquel hombre como para pedir a un pequeño local algo tan grande y profesional.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por como una gatita aterrizó en sus piernas pidiendo atención, rio por su gata y la comenzó a arrullar. El trabajo comenzó a ser pesado para ser una simple florista, pero con los meses y espera valdría la pena.