Papa Macaque

Montaña #2

Espero que les guste~

Nota: No tengo muy en claro como funcionan los poderes de Nezha, así que discúlpenme si me equivoque en el final :3

Wukong cayo de cara al suelo apenas llegaron a su montaña, teniendo el pelaje erizado y agradeciendo al cielo haber llegado completo, escuchando las risas llenas de felicidad y entusiasmos del niño. Bufo entre dientes, ahora entendía un poco porque sus pasajeros se quejaban de su forma imprudente de manejar su nube, era una extraña sensación dar tantas vueltas y sin tener ningún control.

-¿Estas bien, Monkie King?- llamo MK, curioso, parándose al lado del mono caído y viéndolo con preocupación.

-P-Perfecto...- hablo entre dientes, sentándose lentamente y dejando escapar un largo suspiro, iba a tener mas piedad por sus pasajeros en el futuro. El niño alzó la vista, viendo el hermosos lugar en el que ahora estaba con puro asombro, avanzando con pasos cuidadosos y lleno de curiosidad, hasta que algo llamó su atención.

-¡Monitos!- salto con entusiasmo al ver al grupo de mono de pelaje blanco que le devolvían la mirada desde lo alto de una rama. -¡Hola!- saludo, su sonrisa agrandandose al recibir chillidos como respuesta.

-Ellos preguntan si te unes para jugar- hablo el dios, recuperándose mientras se sentaba en el suelo, escuchando las peticiones de jugar que sus súbditos gritaban en ese momento.

-¡Quiero jugar!- salto y muy pronto, los monos bajaron de donde estaban, rodeando al menor mientras chillaban, hasta que uno de los más pequeños se adelantó para tocar el brazo ajeno, todos corriendo lejos del niño un segundo después, aunque uno de los mayores se quedó quieto en su lugar. -¡Las traigo!- chillo, corriendo tras ellos con una risa. El mono que quedó atrás se acercó a su rey, soltando suaves chillidos de curiosidad, preguntando que debían hacer con él joven cachorro que ahora estaba de visita.

-Tengan mucho cuidados con él...- ordenó, mirándolo con seriedad. -...porque si algo malo le pasa, estoy seguro que me castraran con una maldita cuchara y me gusta tener mis cosas donde están- el mono de pelaje blanco soltó un bufido, al parecer divertido por sus palabras, pero no dudo en asentir, corriendo para alcanzar a su grupo y advertirles que debían cuidar del cachorro. -Muy bien...- se levantó, agarrando las cosas que el niño había traído, dispuesto a dejar aquello dentro de la casa. -...¿Qué rayos se supone que debe almorzar un niño?- se preguntó. -No tengo idea pero estoy seguro que habrá algo saludable y decente en uno de los tantos menús que tengo- tarareo, dispuesto a llamar para pedir comida y enviar a un clon por ello mientras se encargaba de vigilar al niño. No era el ser más responsable del mundo pero iba a esforzarse por el niño que adoraba...y para no sufrir a manos del amigo que apenas estaba recuperando.

Y así fue el fin de semana, relativamente tranquilo y muy alocado, con Monkie King teniendo que buscar comida a domicilio como había esperado y con sus adorados siendo una enorme bendición a la hora de cansar al niño hiperactivo, quien dormía profundamente en las noches para su suerte. Y a pesar de toda la diversión que MK estaba teniendo, el lunes llegó y no tuvo otra opción que colocarse su uniforme después de ser levantado temprano, logrando convencer con ojos suplicantes al dios de que lo dejara conducir la nube directo a la ciudad, riendo cuando el mono cayó de cara al suelo apenas estuvieron cerca de la tierra.

-Conduces como yo...- murmuró entre dientes, aunque estaba contento con las carcajadas llenas de diversión que podía escuchar viniendo del niño. Así que se levantó y con un solo gesto, su glamour se activo, extendiendo su mano al niño, quien se lanzó para tomarla y empezar a calmar a su escuela, divagando de todo lo que había hecho y de lo divertido que todo había sido.

-¿Podemos repetirlo, Monkie King?- preguntó con emoción, dando pequeños saltos a su paso, aprovechando que el mayor sostenía su mochila. -¿Por favor?-

-Claro, Kid- sonrió, feliz de que el menor se divirtiera. -Estoy seguro de que la próxima vez podemos convencer a tu papá de que venga también-

-¡Si!- sonrió enormemente x aunque hizo un puchero al ver el edifico de su escuela, niños ya entrando por la puerta principal. -¿Vendrás...por mi después de la escuela?- preguntó con timidez, apretando ligeramente la mano del mayor que se negaba a soltar aún.

-Por supuesto~- no dudo en asegurar, inclinándose para estar a la altura ajena, mostrando una suave y tranquila sonrisa. -Tu papá y yo vendremos por ti para almorzar juntos...- alzó su mano libre y toco con su dedo índice suavemente la nariz ajena, sonriendo al verlo arrugar la nariz y reír ligeramente. -...luego buscaremos a ese ser salvaje que llamas mascota-

-¡Bien!- chillo, soltando la mano ajena solo para poder saltar y rodear al mayor con sus brazos, abrazándolo con todo el cariño que tenía en su pequeño cuerpo. -Te quiero, Monkie King. Gracias por cuidarme-

-Awwww, yo también te quiero, Kid~- correspondió el gesto, acariciando con una de sus manos el cabello ajeno y dándole un apretón antes de soltarlo, viendo con cariño como el niño corría hacia la escuela, saludando a un par de niños que estaban allí mientras entraba.

Suspiro y se dio media vuelta, caminando a paso lento, yendo directamente al departamento de su contraparte solo para verificar su estado pero cuando llego allí, ni siquiera fue capaz de tocar la peurta cuando esta se abrió, siendo arrastrado al interior con un rápido movimiento y quejándose al ser empujado al sillón más cercano.

-Al menos, te ves mejor- comentó al verlo. Macaque se veía mucho mejor que la última vez que lo había visto, con el pelaje peina y limpio, sin ojeras y luciendo más descansado, con los ojos atentos y más despiertos. Eso era bueno. -¿Descansaste?- enarco una ceja, casi burlón.

-Dormí 40 horas, estoy recuperado- afirmó sin dudar, agarrando un libro dejado sobre la mesa y pasando las páginas mientras se acercaba al dios, sentándose a su lado. -Lo encontré, una solución para nuestro problema con esa llave- le mostró el libro, señalando uno de los tantos hechizos allí presentes.

-Eso es bueno...- lo miro, frunciendo el ceño. -...aunque lo tengo idea de que dice allí- se quejo ante el golpe que recibió en la nuca.

-Es un hechizo para entrar a las mentes- rodó los ojos, había olvidado que el dios no sabía leer después de tantos años.

-¿No será...algo invasivo?- hizo una mueca, pensativo, sintiéndose algo mal ante la perspectiva de entrar a la mente de MK así nada más.

-Si...pero es nuestra mejor opción...- Macaque hizo una mueca, tampoco le fascinaba la idea pero no tenían muchas opciones. -...no podemos dejar esa llave en la mente de MK. Si alguien se entera, podrían pasar cosas muy malas- pensar en el peligro que estaba su hijo por tener aquella llave única en su mente, eso era lo que más le preocupaba.

-Tienes razón- hizo una mueca, asintiendo ante las palabras ajenas. Un brillo rosa llamó su atención, viendo con los ojos bien abiertos la flor de luz que se estaba formando rápidamente en medio de la sala, dejando ver a alguien muy familiar apenas la flor empezó a desvanecerse. -Siempre haciendo entradas dramáticas- rodo los ojos con diversión ante la aparición del príncipe.

-Vine a advertirles...- ignoro el comentario ajeno, luciendo serio y tenso, mucho más de lo normal. -...alguien entre los celestiales se entero de la llave y de MK...- eso hizo que ambos se tensaran al instante.

-Dime que no es el bastardo en quien estoy pensando- suplico el dios con molestia.

-...Erlang Shen viene y no tiene buenas intenciones- comunico y eso solo bastó para que los monos se levantarán de sus lugares.

-MK...- jadeo Macaque cuando un repentino grito sonó a la distancia, llegando fácilmente a su sensible oído. Un gruñido profundo y amenazante vino de lo profundo de su garganta, sus rasgos animales resultando por su ceño fruncido y su pelaje erizándose por la ira. Alguien iba a perder sus extremidades.