Capítulo 2

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Luzu siempre se ha percibido como una persona que disfruta de la soledad, por más que suene triste, hay que entender que no a todos les agrada la idea de estar a diario, cada hora, minuto, segundo, al lado de alguien más.

Cuando llegó "él" a su vida, sus opiniones cambiaron radicalmente de parecer. Junto con el paso del tiempo, Luzu comenzó a observarlo, veía cómo se rodeaba de amigos, veía cómo participaba en clases, veía sus detalles, su peculiar cabello, sus hermosos ojos, y su cuello cada vez con menos intenciones de pasar desapercibido. Quería ser notado, quería que le dijera que era suyo por lo menos una vez.

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Trató de aparentar que no le importaba si Quackity se alejaba, cuando terminó de irse sólo podía observarle de reojo una que otra vez. Mierda, ese imbécil era demasiado lindo como para juntarse con esa tanda de frikis, aunque por la manera en la que le habló pudo saber que si se juntaba con ellos era porque seguramente era igual o peor. ¿Qué tipo de jerga era esa? Su manera de hablar era bastante peculiar, sabía que era mexicano, pero aún así le resultaba llamativo.

Con el pasar de los días, comenzó a adaptar una maña, un mal hábito descarado; se daba un festín a pura vista con Quackity, esto empeoraba de manera constante, a diario sentía cómo aumentaba la belleza ajena. Se sentía como si estuviera haciendo algo ilegal, y eso era lo que volvía toda esta situación más emocionante, el único problema era el sentir la pesada presencia de Rubius, que si bien, no lo consideraba una amenaza, casi siempre estaba pegado al lado de Quackity, también, este aumentó rápidamente en cuanto a popularidad, gracias a sus habilidades para socializar y caer bien en poco tiempo ya era una cantidad considerable de personas las que asistirían a la fiesta del viernes en casa de Vegetta.

Popularidad... No le gusta ese concepto, no le gusta que Quackity sea popular porque entre toda esa bola de gente hay personas que fácilmente podrían empezar a despertar un interés romántico por Quackity, y a este punto, Luzu solo quiere que Quackity le pertenezca a él y a nadie más. Por envidia, por no querer que más gente tuviera un pedazo de su pastel, estaba decidido, iría a esa miserable fiesta.

Por su parte, Quackity estaba feliz, ni siquiera en su anterior escuela había logrado tener tantos amigos como los que había reunido aquí. Estaba agradecido, sobre todo con Rubius, que a pesar de que apenas llevara una semana de clases le había ayudado bastante a integrarse. Lo único que lo dejaba inquieto era Luzu, no importa cuando volteara siempre le veía sólo, pero ya no era capaz de acercarse a su lugar, no después de lo que le dijo en cafetería. Le daba miedo hacerle enojar.

Para él, el viernes había llegado en un abrir y cerrar de ojos, estaba a pocas horas de su fiesta, y sin razón aparente eso le causaba cierta inquietud. A la salida de clases había planeado irse en compañía de su grupo de amigos en el automóvil de Willy con dirección al hogar de Vegetta para terminar de preparar algunas cosas. Alexby llevaría bocadillos, Fargan el alcohol junto con Willy, Vegetta obviamente pondría el lugar, Rubius... Rubius y los demás solo harían presencia, pero por eso mismo irían a ayudar.

La residencia era impresionante, no era una casa, era una jodida mansión gigante. -Esta es mi humilde casa. Mi hogar es tu hogar Quackity, al igual que el hogar de los demás. -aún no lo procesaba, jamás había visto una mansión tan hermosa como la de Vegetta. Los jardines, el patio trasero, la fachada, todo, absolutamente todo, era llamativo, y extrañamente simétrico, lo que causaba satisfacción. ¿Esta era la casa a la que le habían roto el lavabo?, ¿por qué Vegetta se quejaría de eso? Fácilmente se podría comprar 100 más si quisiese.

Amari: Obsessionem | LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora