Capítulo 3

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Los labios de Quackity eran demasiado suaves y contaban con un excelente sabor, una fascinante mezcla dulce junto con el alcohol que había ingerido. No importaba si anteriormente había vomitado, su boca contaba con ese "algo" que impedía el distanciamiento entre ambos. ¿Qué era?, no podía distinguirlo, era adictivo, quería más.

—Luzu... Luzu... Alguien puede entrar al baño... —dijo rápidamente en señal de advertencia. ¿Cómo acabó así? Lo peor era que no le disgustaba, estaba confundido, ¿era gay?, ¿o simplemente le gustaba mucho la manera en la que Luzu le besaba?

—Guarda silencio. —respondió el español, no le podría importar menos si alguien los veía, es más, para él sería mucho mejor si alguien entrara al baño y observara atentamente. Su intensidad fue subiendo, al ver que Quackity no se movería, quitó los brazos de ambos lados para colocar la diestra a su mentón y poder tener un mejor manejo. Estando ahí bajó la boca en dirección a su cuello y así comenzar a plantar mordidas y chupetes en él por el lado derecho. Con la mano izquierda buscaría una abertura entre la ropa para pasear su mano entre el tronco del chico. Daba pequeñas caricias, sabía hacerlo muy bien, empezó desde el abdomen y terminó en los pezones otorgando pequeños masajes que en Quackity causarían el escape de un par de gemidos.

—¡Quackity!, ¿estás ahí? —un tercero les interrumpió al otro lado de la puerta, esto terminaría de alertar a Quackity. —¡Rubius, no ent-... —Luzu en una reacción rápida quitó la mano del mentón y la situó sobre la boca. —¿Quieres entrar a verificar si Quackity está aquí? —dijo Luzu.

—... No, gracias. Buscaré en otro lugar entonces. —algo en Rubius le decía que no debía de entrar, ¿esa era la voz de Luzu?, juraría haber escuchado la voz de su amigo, pero tal vez los efectos del alcohol y el ruido de la fiesta comenzaban a confundirlo. —Si ves a Quackity dile que perdón por dejarlo solo. Estuve... Ocupado. —sería todo por parte de Rubius antes de retirarse en busca de su amigo, aunque en él permanecía la sensación de extrañeza, no podía evitar mirar atrás con una expresión que mostraba confusión en él.

Quackity se quedaría con el susto de ser atrapado en el acto, después de eso había decidido separarse de Luzu, se miró al espejo, observó su cuello marcado, sus mejillas ruborizadas e indicios de una erección. —Verga, ¿qué pedo?... —sus únicas palabras, todo esto causado por aquel chico el cual pensó que le detestaba desde su primer encuentro. Se retiró del lugar, había varias cosas que tenía que pensar. Luzu, nuevamente sólo se dedicaría a observar cómo se iba, aunque no podía evitar esbozar una sonrisa en el rostro por lo que había hecho.

Después de un rato de buscar desesperadamente a Rubius, Quackity lo pudo localizar. —¡Rubius!, ¡Rubius! —decía en un llamado de atención.

—¿Qué pasa?, ¿y esa marca en tu cuello? Qué travieso.

—A-ah. Esto... —cubría las mordidas con ayuda de su palma, no encontraba palabras para excusarse, no sabía cómo explicar que hace unos momentos se encontraba encerrado en los baños teniendo una noche pasional con Luzu.

—Es broma. No te preocupes, pero si los demás las llegaran a ver prepárate para la de comentarios que te van a caer. Cúbrelas si no quieres pasar vergüenza, o puedes rebajarlas con ayuda de algo frío.

—Sabes mucho sobre eso... —Estaba impresionado. Rubius sólo podía reír nervioso, su risa era bastante curiosa, fácilmente podías distinguir que era fingida por la manera en la que sonaba.

—¡Ey! Son consejos de un buen amigo. —agregó Rubius.

—No, pues, gracias. Los voy a tener en cuenta. Por el momento, creo que me voy, estoy cansado.

—¿Te vas de tu propia fiesta?

—Sí, lo siento, asegúrate de divertirte en mi lugar, y despide a todos por mí también.

Amari: Obsessionem | LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora