llevaba en brazos cargando a gustabo, que se había quedado dormido sobre la pequeña mesa de la sala mientras coloreaba su libro de animales de la selva.
con cuidado lo llevó hasta su recámara, lo acostó en un posición cómoda en su cama. luego le retiró los zapatos con cuidado y revisó que el aire acondicionado estuviera funcionando.
lo observó durante unos minutos mientras dormía. la paz que tenía en su rostro, deseaba tenerla también. nada en el mundo iba a lograr que dejara de querer darle una mejor vida, aún si tuviera que dar la propia.
salió al descuidado patio trasero de su casa, regado de hojas amarillentas y viejas, el verde brillante del pasto poco a poco moría y el castillo de juego de gustabo era prácticamente inutilizable. enseguida de la puerta había un banco de madera añejo, lo único de ahí que estaba en buenas condiciones para sentarse, también había unas macetas con plantas sombrías y sin vida.
enseguida del pasillo a la derecha, salió trucazo con un cigarrillo medio consumido sobre sus labios, expulsó el humo y después recargó sus manos sobre la barandilla de madera, mirando hacia conway con una expresión indescifrable ya que sus ojos solían decir de todo.
"siendo sincero nunca pensé que estaríamos en ésta situación, quiero decir, ¿por qué todo se fue el carajo de repente?" trucazo inhaló de su cigarrillo y se quedó mirando un punto inexistente a la lejanía.
"te equivocas... no fue de la noche a la mañana".
"¿y-y entonces? ¿qué razón hay para todo este desastre? no creo que nos hayamos equivocado en algo ese día".
el brasileño rodeó el barandal hasta llegar justo a centímetros y poco de conway. señal de que comenzaba a alterarse.
"freddy, no somos el dios todo poderoso y omnipotente que tú crees, el poder que tuviste sobre los barrios pesados fue gracias a mi".
"oh, entiendo. ¡ahora sacamos qué créditos tiene cada quién en esta comedia! me parece muy gracioso jack conway... ¡porque fue gracias a mi a que sigues teniendo esa cabezota que cargas!".
el mayor no quiso proseguir con la patética pelea, pensaba que parecían críos de colegio peleando a la hora del almuerzo. recargó sobre sus rodillas los codos, seguido de recargar su barbilla sobre sus manos. pensando profundamente si todo lo que ocurría alrededor de él era una especie de evento conspirativo o una coincidencia.
su teléfono resonó en aquel ambiente confuso y húmedo. lo sacó de su bolsillo y contestó sin revisar el identificador de llamadas, ya que claramente sabía quién era, una voz insegura y aguda le habló.
"¿bueno?".
"santoyo".
"jack, necesito que vengas al banco ahora mismo, tengo... una noticia, no mala o tampoco sé si buena, pero es urgente".
conway resopló fastidiado por haber sido tuteado, sin más, se levantó del asiento dejándolo pasar como algo insignificante y con voz cansada respondió.
"voy para allá".
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conway podía notar el nerviosismo de santoyo a lo lejos, estaba a tan solo de dos metros de él y sentía que en realidad nada había cambiado.
ambos se vieron directamente y no dijeron nada, aquel silencio donde los tacones y las pisadas de los zapatos sonaban en la alfombra del lugar, las hojas crujían al darle vuelta y sonaban los típicos timbres de teléfono.
estando a dos pasos de diferencia, ambos no se dijeron absolutamente nada durante segundos. el ejecutivo pensaba en lo mucho que hacía por su cliente, más que nada sabía que él no demostraba ni una pizca preocupación más que nada para no mostrarse débil.
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good day || gorway
أدب الهواةnunca imaginó lo que sentiría si perdiera lo que más ama en el mundo.