Capítulo 5.

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Alcé temblorosa la vista, reconociendo la voz. ¿Por qué justamente debería encontrarme con él? No era justo, y menos estando como estaba ahora; con frío, pálida y con los labios más oscuros que una mora mientras temblaba como un chihuahua.

-¿Quién está ahi? - volvió a preguntar Tom. Sentía sus pasos acercarse cada vez más al lugar donde estaba acurrucada junto al viejo árbol.

-S-soy yo- mi voz apenas y fue un murmullo. Esperaba a que él me hubiera escuchado. Hubo un momento de silencio y yo ya estaba pensando que se había dado medía vuelta y se hubiera ido, abandonándome aquí en el frío.

-¿ _______ ? -lo escuché acercarse algo más rápido que antes hasta que logré ver su oscura silueta entre los copos de nieve y el viento que se lograba apreciar como una neblina blanca. Sentí sus profundos ojos marrones mirar hacía mi dirección, pero no me inmuté ya que no podía estando así de congelada.

Se acercó a mi a grandes zancadas para ponerse de cuclillas frente a mi. Tenía puesta una bufanda negra con gris y un gorro negro junto con una cinta. Sobre sus hombros, llevaba una chamarra de lana que traía desabrochada, lo que me dejaba apreciar lo abrigado que estaba con una camiseta gruesa. Se subió un poco el gorro y me miró escéptico.

-¿Qué haces aquí y estando así desabrigada?

Acercó su mano para tocarme la frente, pero al hacerlo la apartó de inmediato.

-Estás congelada. Dios, _______. Puedes morir estando aquí afuera. Acompañame. -no era una sugerencia, más bien una orden. Negué temblorosa sin decir nada. Él se levantó y me agarró bajo las axilas, alzándome y obligando a mi cuerpo a levantarse. -No te dejaré aquí para que te mueras de frío. Te llevaré a mi casa y en el camino dejaré que me expliques la razón del porqué estas aquí sentada y congelándote.

No me podía mover, y eso lo noté cuando intentó hacer que caminará. Los músculos de mis piernas no reaccionaban y dolían de una forma desagradable. Negué, mientras que, con miedo me aferraba al cuerpo de Tom para evitar caerme.

-N-no me p-puedo mov-ver -mi voz salía entrecortada por la fuerza que hacían mis pulmones al intentar inhalar aire caliente. Eran los primeros síntomas de que estaba comenzando a sufrir de hipotermia.

Tom me miró y, sin esfuerzo alguno me levantó y me apretó contra su cálido cuerpo, esperando que hací intentará recibir algo de calor. Caminó hasta llegar a su auto, que era donde se dirigía inicialmente y me subió al asiento del copiloto, cerrando la puerta. Luego se subió detrás del volante y comenzó a manejar entre los caminos nevados. Encendió la calefacción del auto y sentí como el aire caliente comenzaba a chocar contra mi rostro. En ese momento tenía los ojos cerrados, intentando inhalar el cálido aire que estaba dentro del coche.

Luego de unos minutos, abrí los ojos y vi como en ese momento Tom dirigía su mirada hacía la mía y suspiraba. Se quitó la bufanda, y con cuidado la enrolló alrededor de mi cuello, sin siquiera desviar la mirada del camino.

La bufanda tenia su aroma masculino y estaba tibia por dentro. La lana era suave y producía en mí un leve cosquilleo con cada movimiento.

Tal vez él no era tan malo después de todo, pero aun así sacandoaquells conclusión, no logré agarrar confianza.

-¿Y bien? -pregunto, sacándome dr mis pensamientos.

-¿Qué?

-Explicame el porqué ________.

Pensé en la forma de cómo podría explicarle, "Mi padre en vez de golpearme me tiró fuera de mi casa para que muriera de frío"

No, no era convincente decirle de esa forma. Intenté creándo una mentira.

-Salí a caminar y comenzó a nevar pero no me importó mucho. Luego de que la tormenta comenzara más fuerte, me di vuelta para regresar pero no lograba distinguir los caminos. Entonces me senté bajo el árbol y espere a que la tormenta terminara... Pero como puedes ver la suerte no está de mi lado -intenté que sonara lo más convincente posible y que no sospechara de que era una mentira.

Vi su expresión, y por primer vez me fijé en como era su rostro. Tenía una nariz entre recta y respingada de un tamaño adecuado para su rostro. Sus labios eran de un color rosado pálido, pero no sabia si eran así o por el frío. Su labio superior era fino a comparación con el inferior. Tenía una ligera barba de un día cubriendo la parte inferior de su rostro. Sus mejillas eran lisas, su mentón era recto dándole una forma extravagante a su rostro. Sus ojos eran finos, rodeados por unas largas y finas pestañas de color negro. Sobre ellos, unas espesas cejas del mismo color.

Sus ojos se salieron por un momento del camino para poder mirarme fijamente antes de desviar su mirada.
Me sentí intimidada, por lo que me di la vuelta para observar por la ventana y acurrucarme contra el asiento de piel mientras esperaba en silencio su respuesta.

Suspiro antes de hablar:

-¿Cómo puedes perderte? -preguto.

Me encogí de hombros mientras juntaba mis congelados párpados y esperaba a que la calefacción me calentara lo suficiente como para dejar de temblar. Aunque no sabía si estaba temblando por frío o por el miedo y la inseguridad que tenía hacía él. -No lo sé.

El camino fue una eternidad, aunque solo hubieran pasado cerca de dos o tres minutos. Detuvo el auto, sacando las llaves de la chapa y abrió la puerta, mientras yo abría los ojos para encontrarme frente a una enorme construcción. Jamás pensé que de cerca sería aun más enorme. A través de las ventanas lograba apreciar un ambiente acogedor; las luces estaban encendidas y en lo que parecía ser la sala había una gran chimenea encendida.

La puerta de mi lado se abrió y vi como la mano de Tom se acercaba a la mía para agarrarla firmemente y sacarme de allí con cariño. Me cubrió con un brazo para que el frío no me volviera a consumir y, luego de asegurar el auto me llevó adentro a pasos rápidos. Entró y sentí como un aire cálido y suave se aferraba contra mi piel descubierta. Mire a mi alrededor boquiabierta, jamás hubiera pensado que su casa sería asi de grande.

† SAVE ME † Tom Kaulitz. (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora