Portales II

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Hoy como todos los días salí a caminar minutos antes de que saliera el Sol, pero hoy el Sol no salió.

Todo comenzó al despertarme, debí prestar atención a los detalles que me rodeaban, no lo hice, el reloj no sonó, simplemente abrí los ojos y me dispuse a ir al baño, al abrir la regadera no había agua caliente, por lo que tuve que bajar a revisar el calentador, estaba desenchufado, imaginé que Guiliam lo había desconectado por la lluvia de anoche, esto me retrazó , tuve que esperar un rato. A la media hora me bañé, el reloj seguía sin sonar, pero marcaba las 5:30 de la mañana. Terminé de arreglarme, tome agua y salí de la casa.

Este día estaba particularmente frío. Hice unos pocos ejercicios de calentamiento frente a la casa, al terminar comencé mi caminata, normalmente aplico velocidad sin trotar, pero hoy decidí alternar ambos ejercicios. Recorro aproximadamente 10 kilómetros desde que salgo de casa y llego hasta ella, paso por lugares diferentes, los cuales pocas veces detallo, siempre me concentro en lo que estoy haciendo, escucho música con mis audífonos o simplemente pienso en mi trabajo. Pero como ya les había comentado, hoy fue diferente.

Esta mañana no me acordé de traer mis audífonos, solo salí con mi toalla de mano, por lo que tuve tiempo de observar los lugares por donde normalmente paso todas las mañanas, estaba todo normal a pesar del frio y la oscuridad, había recorrido unos 5 kilómetros cuando de repente el ambiente se puso un poco más frio, e incluso se formó algo de neblina en el ambiente, yo seguía caminando, llegó un momento en que la visibilidad comenzó a ser difícil, sin embargo seguía mi trote, que ya era de nuevo una caminata guiándome por algunas luces de los postes. Era realmente extraño. Bajé la mirada por unos segundo y al alzarla me tropecé con un enorme muñeco, era como una especie de payaso de circo sonrriente y con los brazos extendidos y al momento de tratar de dar un paso hacia atras para seguir mi camino, el payaso retorció su sonrrisa y me abrazó, instantaneamente desaparecí entre sus brazos, volvió su sonrrisa y la posición de sus manos.

Al volver a su estado inicial, de aquel muñeco salió la silueta de un hombre, que poco a poco fue materializándose, era alto delgado, vestido con un frag, sombrero de copa y en sus manos un bastón, no era un hombre de estos tiempos. Al verlo comprendí lo que sucedió, ¿cuánto tiempo tendría que esperar, hasta que otro ser dejase atrapar su alma en este abismo para que yo pueda salir de él?


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