Portales : Relatos

Portales III

Sonaron las campanas cuatro veces, era un número de veces que indicaba que algo fuera de lo común ocurría. Todo el pueblo salió hacia la plaza de la iglesia, hasta mi perro Damasco se mostró ancioso por ver qué sucedía. Una vez allí reunidos un representante del ayuntamiento se dirigió a todos.

----Por favor, hagan silencio, necesitamos que escuchen----

El pueblo en pleno dejó de hablar casi al unísono. Inmediatamente se nos informó.

----Debemos ser prudentes, al parecer personas sin escrúpulos han estado cometiendo crímenes en contra de los habitantes de nuestro pueblo---- Aquel hombre reflejaba en el rostro molestia y preocupación-----El día de hoy han vuelto a desaparecer algunos animales que deambulaban por los pastos cerca del arroyo Del Arco----

Las personas a mi alrededor comenzaron a murmurar entre sí, cosas, como lamentos, se llevaban las manos al pecho, e incluso algunos miraban al cielo como si realizaran alguna petición con las palmas unidas. Enseguida alguién entre tanta gente preguntó en voz alta.

----¿Qué se supone que debemos hacer?

----Montaremos guardias en grupos de hasta 20 personas por cada manzana y fincas del lugar, debemos unirnos todos.

-----Pero ¿y si vamos al sitio donde los animales han estado pastando?, eso sería mejor, podríamos hacerlo en la noche con sigilo y de esa forma dar con la guarida de esos bandidos---- Esto lo dijo uno de los dueños de finca del pueblo, y todos estuvieron de acuerdo, así que essa misma tarde hicieron los preparativos para salir en la noche a buscar a aquellos ladrones de ganado.

En medio de todo parecía que estaban haciendo lo correcto, una veintena de hombres se fueron con caballos y escopetas en busca de los ladrones, entrando a aquellas montañas donde habían prados extensos con arroyos hermosos que en algún lugar lejos de estrecharse se ponían un poco más anchos, uno de ellos era el arroyo Del Arco, le llamaban de esa forma porque un viejo puente de madera en forma de arco lo atravesaba.

Esa noche fué la última vez que vimos a aquellos valientes hombres.
Ha pasado ya algún tiempo, desde esa desaparición, nadie quiso seguir investigando y cada ganadero decidió llevar su ganado a otras tierras a pastar, pero nunca solos. Para el poblado entero fue demasiado dramático entender que de ninguno se halló rastro, por miedo, nadie hizo nada. Una tarde me encontraba leyendo un libro cuando vi que Damasco que se encontraba echado a mi lado levantó la cabeza de forma súbita mirando hacia la ventana, como se hubiese escuchado algo extraño.

-----¿Qué sucede Damasco?--- los dóberman por naturaleza son perfectos guardianes, por lo que el estar atento era una característica natural en Damasco,sin embargo, está vez pasó algo extraño, hizo una especie de gemido, me vio y corrio hacia afuera. Yo me fuí detrás de él pero tomé antes mi escopeta, que siempre la he puesto a la mano detras de la puerta de entrada a la casa.

Al salir ya Damasco estaba bastante lejos, iba corriendo con mucha prisa por lo que decidí ir detrás pero con la camioneta, aun así no lo logré alcanzar. Damasco actuaba de una forma muy extraña, se salió de la carretera y siguió su carrera hacia las montañas, yo entré hasta donde pude con el auto, pero llegó un momento en el que tuve que parar, apagué el vehículo, tomé el arma y me bajé para seguir persiguiendo a Damasco, aun era de día por lo que no fue intimidante estar por esas motañas sola persigueindo a mi perro.

De pronto Damasco se detuvo justo a un costado del arroyo del Arco, estába más inquieto, como si escuchara cosas imposibles de captar por mis oidos, y en ningún momento dejaba de ver hacia el arco que formaba viejo puente. De repente de forma inesperada Damasco se lanzó al agua y corrió directo al Arco, comó pensé que no estaría hondo pues es solo un arroyo me quedé inmovil para ver qué era lo que habría descubierto, pero mi asombro fue infinito al ver cruzar a Damasco por debajo del arco y de forma inmediata desaparecer. En ese mismo instante pude observar como se materializaba la figura de un hombre como si viniera pasando por debajo del puente en dirección hacía donde yo estaba, quedé paralizada, no supe más de mi.