De nuevo regresa la idea

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No sé si en verdad esté engordando o sea solo mi percepción. La báscula marca menos peso, de hecho, pero creo que me engaña, porque veo una realidad muy distinta cuando me miro en el espejo.

Miro cada día mi panza más grande, nuevas lonjas y gorditos que no había visto antes, veo un cuerpo deformándose al ganar peso, siento mi ropa y mis pantalones más ajustados de lo que los sentía antes. Si, he estado comiendo más dulces pero me he estado saltando comidas sin querer. No sé qué tanto influya eso, solo sé que odio, la mayor parte del tiempo, mi cuerpo.

No sé porqué las personas insisten en que estoy delgada o estoy bien cuando yo misma puedo verme en el espejo y darme cuenta de que no es así.

Ya había dejado la costumbre, había pasado mucho tiempo sin hacerlo porque sabía que sólo me hacía daño, pero de nueva cuenta la idea de vomitar los alimentos atraviesa mi cabeza. Y lo he vuelto a hacer un par de veces más, pero cuando después, siento el dolor en el estómago, sé que no debo de hacerlo, pero siempre que como algo, esa idea pasa por mi cabeza. Es tan tentadora... al principio era difícil vomitar y tardaba mucho en hacerlo pero, sorprendentemente, entre más lo hacía, más fácil era para mi cuerpo expulsar los alimentos. Cada vez era más rápido y sencillo y tardaba menos tiempo. Me di cuenta de que ya era experta en eso, cuando un día vomité en un restaurante. Había comido demasiado estando con mis amigos, perdí la noción de los alimentos y cuando me di cuenta, porque estaba demasiado llena, era demasiado tarde. Ya había comido un montón de cosas grasosas y porquerías, ¡era obvio que todo eso iba a engordarme mucho! Entonces ¿cuál era la solución más fácil? Vomitar.

Me levanté y discretamente pasé al baño que para mi fortuna estaba solo. Bastaron unas cuantas arcadas para comenzar a expulsar todo lo que había comido. Ni 10 minutos me tomó llevar a cabo todo y salir reluciente del baño, como si nada hubiera pasado. Sabía que si cualquiera de mis amigos se daba cuenta o se enteraba de las cosas que hacía, nunca me volverían a dejar ir al baño sola en ningún lugar. Antes, lo había también intentado hacer en la escuela, pero no había funcionado, no era tan experta, y, aunque el baño estaba solo, sentía el temor de que alguien entrara. Al fin de cuentas era el baño de una escuela pública con aproximadamente 17 mil estudiantes, un baño no podía durar solo por mucho tiempo.

Cuando me di cuenta de que ya podía hacerlo más rápido y sin menos esfuerzo, me alegré. Ya podría hacerlo en cual lugar y en cualquier momento y nadie sospecharía nada. Aunque claro, afortunadamente, la parte razonable de mí, estaba muy conciente del daño que me hacía e impedía que lo hiciera en todo momento. Y aún a veces, siento esa necesidad. Si por mí fuera, me volvería amiga de mía, pero, siendo honesta, me da mucho miedo todas las consecuencias que eso implica. El desgaste del esmalte dental, las úlceras y perforaciones de estómago, la deshidratación y paulatinamente, la muerte.

Hace poco, duré un tiempo sintiéndome bien con mi cuerpo. Me sentía segura, delgada, linda... pero esa percepción nunca puede durar mucho tiempo, no sé si fue porque comí mucho o porque mis ojos me engañaban y pasé de nuevo a ver la horrible realidad. Realmente era una gorda.

Muchas veces me pregunto por qué no pude nacer siendo delgada o bonita ¿por qué no puedo tener un lindo cuerpo normal? ¿por qué no puedo sentirme segura y aceptarme tal y como soy? A veces lo hago, me acepto, a veces no. Pero quisiera que ese "a veces" se convirtiera en un "siempre lo hago"...

Frente al espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora