Who are you? | Vsoo / Taesoo

Capítulo 36

Suho entró a la habitación, donde divisó a Momo y Jisoo sentadas en la cama, ambas con sus ojos bien abiertos y atentas a cualquier movimiento del hombre.

– Momo, ¿podrías dejarme solo con mi mujer?

La mencionada supo perfectamente lo que pasaba en la mente del mafioso, por lo que en un intento de protección, temblorosa se puso delante de Jisoo.

– E-ella aún no está lista, señor. – dijo nerviosa.

– Yo la veo perfectamente bien. – dijo con sorna. – Muévete por favor.

Los ojos de Jisoo comenzaban a cristalizarse, al igual que los de Momo, ésta última sabía que le esperaría una paliza por no obedecer a su jefe, pero estaba dispuesta a recibir cualquier castigo mientras quedara en su conciencia de que hizo lo que pudo para proteger a su menor y al bebé.

Al ver que la enfermera no se movía de su posición, Suho soltó una risa seca y seguido de ésto tomó a Momo fuertemente del cabello, causando que jadeara del dolor y que Jisoo derramara su primera lágrima.

– Suho, déjala por favor. – suplicó desesperada Jisoo.

– ¡Tú te callas! – apuntó con su dedo índice derecho, mientras que con su mano izquierda sujetaba el cabello de Momo.

Ahora se dirigió a la de flequillo y le soltó una fuerte cachetada que hizo que la chica cayera al suelo.

– ¡¿Te atreves a desobedecerme, maldita perra?! – le gritó en su cara.

Momo de igual manera comenzó a soltar sus primeras lágrimas y masajeaba su mejilla adolorida. Jisoo quiso arrodillarse con ella, pero Suho lo impidió tomándola bruscamente del brazo.

– ¡Kwan! – gritó el azabache a uno de sus hombres.

El mencionado entró rápidamente a la habitación con expresión seria, esperando órdenes de su jefe.

– Llévate a esta golfa al cuarto de castigos. – señaló a la chica que seguía en el suelo.

Momo retrocedía como podía arrastrándose hasta chocar con la pared, sin embargo el hombre de igual forma la tomó del cabello obligandola a que se levantará de a poco, mientras ésta forcejeaba con él.

Jisoo de igual manera suplicaba a Suho que la perdonara y trataba de zafarse de su agarre para ayudar a su amiga, el pelinegro harto la aventó a la cama.

– Espera, tengo una mejor idea. – dijo el mafioso a Kwan, mientras se desabrochaba su corbata.

El último mencionado detuvo sus movimientos, pero aún sosteniendo a Momo, mientras que Jisoo no sabía qué hacer estando en la cama sin escapatoria.

– Primero, vas a ver cómo me divierto con tu amiguita. – le susurró Suho a la enfermera.

La japonesa abrió sus ojos de par en par y antes de que pudiera reclamar o hacer algo, Kwan la sujetó de ambos brazos y cubrió su boca, reteniéndola de pie en una de las esquinas de la habitación.

Jisoo se alertó por lo que ocurría y se paró de la cama, sin embargo no pudo hacer mucho, ya que el azabache fue hasta su encuentro y comenzó a besarla a la fuerza. La chica trataba de alejarse, pero los fuertes brazos de Suho no se lo permitían.

Cuando se hizo presente la falta de aire se separó de ella, y rápidamente la empujó a la cama de nuevo. Jisoo retrocedió lo más que pudo, chocando con la cabecera de la cama.

– ¡No, déjame! – suplicaba gritando cuando sintió que Suho la tomó del tobillo y la arrastró hasta él.

El hombre se posicionó encima de ella, tomándola de las muñecas y llevándolas arriba de su cabeza, presionandolas con fuerza en la cama.