Parte V

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El trayecto de su casa hacia la casa de Taehyung es lo suficientemente corto como para recorrerlo a pie, sin embargo, la férula que custodia su tobillo reduce buena parte de su capacidad motora, por lo que, luego de salir con éxito lo más silencio...

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El trayecto de su casa hacia la casa de Taehyung es lo suficientemente corto como para recorrerlo a pie, sin embargo, la férula que custodia su tobillo reduce buena parte de su capacidad motora, por lo que, luego de salir con éxito lo más silenciosamente posible de su casa —lo que había sido toda una odisea—, toma un taxi.

Es complicado subir al mismo, pero se niega a permanecer en casa.

El pelirrojo ignora olímpicamente los vistazos que el conductor le brinda por medio del espejo retrovisor, sus ojos puestos en la ventana, con el vidrio arriba, viendo a través de éste el silencioso y adormecido día. Él pasa de vez en cuando el dorso de sus manos por sus ojos para evitar ver borroso.

Unos seis minutos después, cuando el chico le indica, el auto se detiene frente a la casa de dos pisos, él sale del vehículo con dificultad y se inclina a la ventana del conductor, su voz sale algo temblorosa cuando habla para pedirle un segundo.

Camina hasta la puerta principal y oprime el timbre un par de veces con algo de desespero, el cántico de los pajaritos y el ligero rugido del motor haciendo de música de fondo mientras espera, sintiéndose absurdamente expuesto.

No pasan muchos segundos para cuando le abren, ve un rostro amigable y letárgico al otro lado.

—Hyung —apenas y dice, no confiando en su voz para poder expresarse adecuadamente, inconscientemente, sus cejas se fruncen en el centro y sus labios se abultan.

Un gesto que el otro no deja pasar. Se alarma un poco.

—Kook... —le dice, abriendo más la puerta para obtener una mejor visual de su cuerpo completo, la férula con la que lo había visto hace poco menos de dos horas y los apoyos captan su atención—, ¿qué haces aquí?

—Hyung —repite, apoyado torpemente en las muletas, sin acostumbrarse del todo, las comisuras de sus labios hacia abajo—, ¿t-tienes dinero?... tengo que... pagar el taxi —y es que, había salido con el corazón latiéndole a mil en su caja torácica, no había llevado consigo ni un won, sólo el móvil.

El mayor tarda menos de medio minuto en asentir, más preocupado por entender lo que sucede en el más joven y el motivo de que su semblante esté tan... apagado. Jeon Jungkook en este momento es un jovencito que transmite melancolía por cada poro de su cuerpo.

Since ChildhoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora