5. Las miradas también hablan

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Después de ese día, la siguiente semana, también comimos juntos,  el me espera hasta que salgo de clase, porque generalmente él lo hace antes que yo, se podría decir que llegamos a tener una extraña amistad.

- ¿Quieres? Ya no quiero más- le digo extendiéndole la mitad del sándwich que acabo de comprar en la cafetería.

- A ver- dice mordiéndolo como animal- wey, es un sándwich ¿y el jamón?

- No como carne- digo entre risas por la manera en que lo dijo.

- ¿Que? ¿Por qué? - pregunta muy confundido

- Los animales...

- Son ricos, deliciosos- dice interrumpiéndome

- Sí, pero más que eso sienten

- Que mal por ellos, porque no te imaginas lo que siento yo cuando me los como.

- Sí que puedo imaginarlo, asqueroso- digo mirándolo repulsivamente.

- Asqueroso es que lo imagines tu – dice levantándose para irse y yo hice lo mismo.

Entrando a mi cuarto un poco distraída, no me di cuenta de la presencia de Sara hasta que me habló.

- ¿vas a lo de esta noche? - me pregunta entusiasmada

- Depende, primero tengo que saber que es lo de esta noche

- No puede ser, eres la única persona que no sabe – habla casi gritando- hay un bar aquí, en el campus, se supone que es secreto, pero todos sabemos dónde está, bueno, menos tú, pero como sea, hoy se abrirá otra vez por el inicio de año, tenemos que ir.

- Pero claro que iremos, casi son las 7 deberíamos estar cambiándonos supongo- digo decidiéndome a buscar mi oufit.

- No, no, no, espera, es demasiado temprano, se pone bueno de madrugada, no seremos las primeras en llegar.

Olvidaba la regla de oro al salir, nunca puedes llegar antes de las 10, sino te verás como la nueva que está necesitada de interacción social. Mientras pasaban las horas, hice algunas tareas, busqué la ropa que me pondré, me lave el cabello y me depilé, solo porque nadie sabe que pueda pasar cuando juntas alcohol y jóvenes.

10:30 pm

- ¿Dónde está mi arete? ¡Lila!

- Lo tienes en la mano Sara – digo sentada deslizando publicaciones en Instagram esperando a Sara quien va haciéndose el ultimo rizo con el ondulador

- Lista, ya vámonos

Cerramos nuestra habitación con llave y nos dirigimos al bosque que está prohibido según el reglamento de la universidad, no soy de tenerle miedo a nada, pero si está prohibido por algo será. Después de haber caminado por unos 20 minutos se ve un gran tubo acostado que funcionaba como túnel donde se encontraban una gran cantidad de personas, algunas solo estaban ahí afuera y otras entraban, nosotras al llegar decidimos entrar, había un pasillo con luces que daban a un letrero neón que decía "el callejón" con un guardia grande a su lado, Sara le enseño su brazalete, yo al verla hice lo mismo y él nos dejó pasar.

Bajamos por unas escaleras y ahí estaba, un lugar que a juzgar por su ubicación pensarías que es estrecho, pero para sorpresa de muchos y más mía, es súper grande, enorme para ser llamado callejón, hasta había espacio para un escenario y dos barras, el lugar está lleno y siguen llegando personas, hay un dj poniendo tremendos temazos que no necesite una sola gota de alcohol para ir a la pista de baile de una a mover mi cuerpo al ritmo de Con altura de la nueva estrella naciente Rosalía.

2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora