No, y menos con lo que se viene adelante.
No era fácil sentir calma cuando en la sala de reuniones parecía aparecer cada vez más y más Rieits. Andrina se escondía detrás de Renic, sintiendo las pulsaciones de su corazón ir cada vez a más. No fue que Jareth habló cuando entendió que ellos eran por lo menos unos nueve mercenarios junto a la ayuda de tres modificados y la líder. Trece en total.
—¿Modificados? —preguntó Andrina, mostrándose un poco a los demás. Aparte de Jareth y Feys, había otros usuarios que no identificaba, pero que tenían una edad parecida a Jareth.
—Es una historia larga de explicar, pero digamos que hay Rieits normales y con... "ventajas" —contestó Jareth.
—Que Gaia no te escuche decir eso. Sabes que ella no lo considera como una ventaja —habló Feys, cruzando sus brazos.
—Sabes que no lo digo a malas —contestó Jareth, mirándolo de reojo.
Feys rodó los ojos a un lado y luego se fijó en los demás. Andrina también lo hizo al encontrarse con algunos de ellos sentados en las sillas de la sala de reuniones, donde en medio había una grandiosa mesa de madera con varios papeles dispersos, migajas de comida y bolígrafos. La sala era oscura con una sola bombilla que en ocasiones fallaba, lo que creaba un ambiente tenebroso.
«Son demasiado raros, ¿por qué están aquí? ¿Quiénes son en verdad?»
Las dudas iban comiéndola poco a poco, al menos sentía cierta paz cuando veía a Renic mirándola con una sonrisa tranquila, asegurando que él la protegería. De igual forma, Andrina sabía que no estaba sola, sino que también tenía a Adelfra a su lado, aunque estaba demasiado callada para ser verdad.
Apunto de hablar con ella, alguien abrió las puertas. Un joven de unos dieciocho años que bostezó como nunca, ajustó su gorra y los miró a todos con cansancio. Este iba vestido con una ropa deportiva de colores rojos, sujetando un bate de béisbol
—A ver, espero que merezca la pena interrumpirme. Estaba durmiendo de maravilla —contestó el joven, acercándose un poco hasta que vio a Andrina. Su rostro perezoso despertó de inmediato—. ¿Y esta nueva chica?
—No es la única que está ahí. ¿Estás ciego, Sky? —preguntó uno de los hombres, en concreto el que carecía de pelo y tenía una altura de por lo menos dos metros o más. Era fuerte. Una voz grave, una similar a como hablaban los rusos y encima su rostro no parecía pasar a uno más relajado.
—Venga, Dominick. No me seas así, solo he preguntado.
—Tus preguntas no es que sean las más convenientes, niñato. La cagaste una vez con la líder. No lo conseguirás con una chica que ni si quiera es una Rieit —contestó otro hombre. Tez oscura, cabellos rizados y un parche en su ojo derecho. Este estaba... ¿bebiendo de una botella?
«¿Por qué este hombre habla similar a un escoces?», se preguntó, frunciendo el ceño.
Sky miró a al hombre por unos segundos para luego mirar a Andrina. Así repetidas veces.
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V.I- Saga Juntos o Muertos - Alianzas del presente [G.O]
Ficção Científica-No pienses que es tu culpa, llegaste a este planeta con un gran cargo encima a una edad en la que no eras consciente de nada. Las palabras de aquella mujer que abrazaba a su hija fueron escuchadas, rodeándolas en pura oscuridad, sintieron el miedo...