☆Sue Me [Lizkook]☆

☆𝓥𝓮𝓻𝓭𝓪𝓭☆

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Sentir a Lisa contra mi me hizo revivir los viejos momentos que habíamos compartido juntos. Cuando podía llamarla mía. Había vivido soñando con este momento por años y estarlo viviendo en este momento se sentía irreal. Me sentía temblar  y aunque en un momento la sentí revolverse tratando de alejarse de mi, al besarla con más fuerza y posesividad, dejo de resistirse y a seguir el ritmo en el que se convirtió nuestro beso, uno mas voraz y posesivo, uno con anhelo de mas, uno en el que demostrábamos, cuantos nos habíamos extrañado y que demostraba el amor que aún sentíamos el uno por el otro, un amor que sin duda no se había borrado a pesar del tiempo ni la distancia. 

Me sentí tan feliz de todavía causar esas sensaciones en ella que estaba dispuesto a ir por más, porque estaba claro que no me iba a conformar con solo besar sus hermosos labios, quería mas de ella, quería todo de ella, quería volver a poder llamarla mía, a poder despertar y ver su dulce rostro y ver lo hermosa que era hasta recién despertada, quería poder atesorarla por el resto de mi vida y compartir cada uno de nuestros logros y sueños juntos. Quería envejecer junto a ella, quería poder compensar todos el dolor que yo le había causado, quería que me amara como yo la amaba a ella desde siempre, quería sentir como ella era tan mía, como yo era suyo. 

Mis manos descendieron explorando otras zonas de su cuerpo, decir que no estaba nervioso seria una gran mentiría, estaba tan nervioso como cuando le propuse ser mi novia, sin duda parecía un crio con su primer beso. Sentirla temblar bajo mi toque me hizo dar mas confianza y a poner menos distancia entre nosotros, me agradaba la sensación que sentía al tocarla, al sentirla tan mía.

Pero como todo los bueno tiene un fin, ahí me veía yo tirado en el suelo luego de recibir una fuerte patada en mi hombría por parte de la dueña de mis ilusiones. Es que de verdad tendría tan mala suerte o es que esta era mi karma por todo lo que había echo en mi vida.

-Maldito idiota, no te vuelvas a acercar a mi o te juro que te matare. Maldita escoria.

Y ahí se alejaba la que hace unos momentos la sentía mía, después de haberme dado la paliza de mi vida y haberme dado el insulto mas doloroso que había recibido en mi existencia. Estaba claro que hoy iba a ser un mal día para mi.