——— ≪ ࿇ ≫ ———Aburrido en su habitación, el pelirrojo se encontraba acostado en su cama tratando de leer alguna poesía, pero estaba tan frustrado que no se podía concentrar y leía una y otra vez la misma línea, estando a punto de lanzar el libro al otro lado de la habitación, un suave toque en su puerta detuvo sus intenciones.
—¿Chuuya...?, ¿puedo pasar?
Sin muchos ánimos solo le dirigió una mirada fría y un asentimiento, por alguna razón sentía que era más fácil hablar con Arthur que con él cabeza dura de Paul.
—¿Me puedo sentar? –siguió con aquella voz tranquila–.
—Haz lo que quieras.
Con un suspiro tomó asiento cerca de los pies de la cama y en respuesta Chuuya alejó sus piernas evitando cualquier tipo de contacto, seguía enojado.
—Chuuya...
—No lo entiendo –se quejó, al diablo el intento de ley del hielo, él no se podía quedar callado–. No he hecho nada malo.
—Tal vez no, pero tus amigos... echarte la culpa es tan malo como haberlo hecho.
—¿Qué tan malo es pintar una pared con graffiti? –por fin le miró a la cara–.
—No solo ha sido graffiti y tú sabes eso, también está el incidente de aquella tienda.
—No les alcanzaba el dinero para alimentarlos a todos, robar por hambre no debería de ser tan malo.
Los expresivos ojos azules del menor brillaban con tristeza y Arthur se lamentaba de ser tan débil ante aquella mirada, veía a un pequeño infante que no sabía del mundo, alguien a quien quería proteger, pero el sabía que hacer lo que su instinto le pedía le perjudicaría más que beneficiarle, ¿qué ganaría de encerrar a Chuuya y entregarle todo en bandeja de plata?
—Aún así es robar, es contra la ley –hizo una mueca–. Algunas veces no parecerá justo, pero las reglas se hicieron para tener un orden.
—Pues la ley es una mierda.
—A veces, sí.
Se quedaron en silencio unos minutos, cada quien en su cabeza hasta que el mayor se puso de pie.
—Hice algo de cheesecake, ya debe de estar listo y Paul salió por una llamada del trabajo.
El rostro completo del pelirrojo se iluminó y saltó de la cama, aquel postre era de sus favoritos.
—¿Significa que puedo salir de mi habitación?
—Mientras que estés conmigo no veo el problema, podemos ver alguna película también.
—¡Si, si, si!
—Pero después de eso tendrás que reponer todos tus trabajos pendientes de la escuela –dejó de celebrar y se quejó–. De ser necesario te conseguiré un tutor.
—¿Y qué todos se burlen de mi porque alguien más de la escuela me tenga que explicar las cosas? No gracias –frunció el ceño–.
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The Boy On The Swing || Soukoku AU
FanfictionDazai rara vez salía de su apartamento, estudiaba en casa y no tenía amigos además de su instructor y la pareja de éste. Una de sus únicas distracciones era salir al parque en el centro de los complejos de apartamentos y columpiarse mientras se olvi...