Oliendo

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Ella siempre recogía la ropa de toda la casa diariamente, para lavarla. Y por hábito, las revisaba y las olía, para cerciorarse que estuvieran sucias. Él, por hábito, lavaba sus calzoncillos diariamente mientras se bañaba. Un día él, no lavó su calzoncillo al momento y lo dejó momentáneamente en la ropa sucia. Ella estaba ya recogiendo la ropa para lavarla y como era costumbre revisó todo y olió todo de forma automática. Pero había un olor nuevo en esa ropa, pero ese olor no le era nuevo a su olfato. Se dio cuenta que la ropa interior de él estaba ahí y que ella la estaba oliendo y que ese olor le era demasiado familiar, pero demasiado gustoso, demasiado intenso, demasiado atractivo. Y estuvo cerca de minuto y medio oliendo el calzoncillo de él sin podérselo quitar de sus narices y con los ojos cerrados. Un mar de hormonas se le revolvió en su cuerpo. Hasta que ella misma se dio cuenta de lo que le estaba pasando, no paro de olerlo. De pronto se asustó con ella misma y con lo que estaba haciendo y lo que estaba sintiendo y se paralizó, y dejó de hacerlo. Nerviosa y hasta temblorosa siguió con sus faenas. Incluso, lavando el calzoncillo de él. Luego de un café y un cigarro, su nerviosismo se disipó. Transcurrió el resto de la noche normal.

Ella más Él son 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora